Cartas al director

El color de mi cristal

Nos esperan demasiados meses de desgobierno.

Ninguno de los líderes de los diferentes partidos políticos actuales aprobarían con nota cualquier examen al que tuvieran que enfrentarse para comprobar sus capacidades. Y si las pruebas consistieran en su actitud dialogante y empatía, el resultado sería descorazonador. 

Los ciudadanos no esperamos de ellos  respuestas a todas nuestras demandas, pero al menos que nos representen con dignidad, y si no les sobra el talento, que lo compensen con buenas maneras.

Estamos tan acostumbrados a asistir en silencio a penosos espectáculos protagonizados por los líderes políticos, que difícilmente nos asombramos ya por algo, pero han logrado entre todos que nos interese cada vez menos la política y que desconfiemos de todo lo que nos cuenten.

Si miramos a la derecha o a la izquierda lo que nos encontramos es el vacío. Todos quieren, como sea, ocupar el centro y las poltronas. Es una total falta de respeto a los ciudadanos, tanto  a los que han votado como a los que no lo han hecho o a los que han votado en blanco.

Mientras esto ocurre, el presidente en funciones se pasea por Europa sacando pecho por los resultados electorales del PSOE aprovechando la crisis institucional de la Unión Europea, buscando mayor peso en las instituciones, para ganar en imagen, lo que le impide volver a España para fijar la fecha de la votación de su improbable investidura, que ha delegado en la presidenta del Congreso. Según están las cosas, será muy difícil que prospere el acto de investidura, por lo que ya se da casi por hecho que no habrá nueva votación hasta moviembre, lo que significa que nos esperan todavía muchos meses de desgobierno y de descrédito del que, lamentablemente, saldremos todos perjudicados.