Casi nadie duda ya de que vacunarse contra la covid-19 es la única solución para frenar la epidemia, pero sí se tienen muchas dudas sobre los planes prometidos tanto por el Gobierno como por altas instancias europeas, ya que se están incumpliendo reiteradamente los plazos y los responsables sanitarios no saben cómo justificarlos ni aciertan a encontrar soluciones que tranquilicen a una sociedad que asiste perpleja a los bandazos del Ejecutivo en un asunto que debería ser una absoluta prioridad.
No hay en este momento nada que preocupe más a los españoles que la incertidumbre generada y la falta de información al respecto. De una información clara y precisa sobre un proceso cuya ejecución se está dilatando en el tiempo, y cuyos efectos a nivel de contagios siguen siendo seriamente alarmantes.
Un asunto que debería ser tratado con el máximo rigor y que tendría que ser considerado por el Gobierno como una emergencia nacional en toda regla.
