Se fue Juan José Padreda. Y con él se marcha un cachito del Padre Feijóo Zorelle. Juan era cada mañana el saludo del colegio a cada alumno. La sonrisa de bienvenida, los ánimos en la época de exámenes y los consejos de fin de curso. Muchas, muchísimas generaciones de estudiantes han ido creciendo viendo cada mañana, en la puerta del Padre Feijóo, a un hombre que se sabía el nombre de todos y cada uno de ellos y que los acompañó durante más de tres décadas en un colegio en el que tuvo varios cometidos, y siempre los cumplió con su inconfundible espíritu positivo. De la comarca de Monterrei llegó de adolescente a Ourense al viejo colegio menor Calvo Sotelo y sus compañeros del instituto del Puente lo recuerdan como un chaval muy inteligente, estupendo en los deportes –gran velocista– y de muy buen corazón. Llevaría después esta estupenda fama a Santiago, donde brilló a finales de los 70 y primeros 80 en la Facultad de Geografía e Historia. Su sentido del humor –todos lo rememoraban ayer con una sonrisa, con una canción en los labios– le ayudó a sobrellevar la enfermedad que le cayó encima. A los 58 años, deja mujer, Luisa, e hijo, Fernando, y a muchos ourensanos –alumnos, padres, compañeros, amigoslamentando su pérdida.
