Cartas al director

Culto a la buena amistad

En contestación a la carta al director de D. Adolfo Rego del día 26 de diciembre de 2019.

Meu benquerido amigo Adolfo Rego (o meu galego escrito non da para máis). Tu cariñoso mensaje es un canto a la buenísima vida que compartimos en nuestro barrio de “ Los Aragoneses”, Carretera de Celanova y hoy avenida de Marcelo Macías.

Adolfo Menéndez fue todo un personaje irrepetible, con gran don de gentes, inteligente, espléndido, optimista y sobre todo bueno. Le rebautizamos con el título de “Padrino”. Con este nuevo título todos empezamos a frotarnos las manos; pues no, solo otorgó el padrinazgo a Adolfo Rego, mi hermano Doro y a mi querido cuñado Adolfo (Fito) de Gijón. Este personaje fue el que puso en marcha las sucursales de Gijón (coloniales), Andújar (fábrica de aceites) y Córdoba (envasadora de legumbres, sobre todo garbanzos importados de México).

Mi buen padre Anselmo y su hermano Adolfo eran los hermanos mayores en edad y capacidad; eran completamente distintos, esto les mantuvo muy unidos. Mi padre era de pocas palabras, las justas y necesarias. Cuando tenía que atender a alguien pesado al que le llamaríamos “pelma”, al perderlo de vista pronunciaba su expresión favorita y descalificativa: “Música en Pravia”.

Perdona amigo Adolfo, que por el tema familiar te dejé abandonado en nuestro barrio. Pretendo refrescarte la memoria, intentaré recordar a personajes de aquellos nuestros tiempos como Delmiro “o Metralla”, fillo da señora Francisca; Alfonso “o Gaseosa”, fillo da señora Amparo, y como no, a tu lugarteniente Salustiano, con el nombre de guerra de “Pitutio”, que debido a su buen comportamiento aquí en la Tierra estará desempeñando un cargo importante en la Corte Celestial, allí también hay enchufados, aunque él lo merezca.

Cordiales saludos a tus familiares. Por cierto, tu hijo Juan comparte aficiones náuticas con mi hijo Fernando. Recibe un afectuoso abrazo de este medio familiar.