Cartas al director

¿Cómo debemos de entenderlo?

Lo que cualquier ciudadano de este, de momento, país que es España entiende que la solución a la metedura de pata de la altiva Irene Montero, solo pasa por algo tan sencillo como un reconocimiento público de culpa con la consiguiente corrección de una ley que, dicho sea de paso, nunca debió de haber visto la luz.

El país está viviendo una situación tanto atípica por lo del ambiente extraño y único que acarreo un desasosiego por los efectos y consecuencias que directamente trajo la puesta en marcha de su errónea ley para defender lo que ya estaba defendido.

La violencia en este país estuvo siempre castigada pero este Gobierno y a la cabeza la ministro Irene Montero se han empeñado en liarla. Puede que algún apéndice se pudiera añadir pero lo que la ministro ha querido es sacar de su chistera ha hecho el efecto contrario.

Para colmo de los despropósitos los que salen en su defensa queriendo hacer piña como el señor Monedero sueltan sapos contra los jueces, este último no es precisamente el ejemplo a seguir. Lo mal hecho está. Es bueno recordar que los jueces no legislan solo imparten justicia, lo malo es cuando quien redacta no tiene el nivel necesario como para crear mejoras de las que todo el país debe de beneficiarse, la ironía es que quienes se aprovechan son solo los condenados, paradojas del efecto negativo creado por la ceguera y obsesión de su señoría Irene Montero con el beneplácito del presidente Sánchez que han hecho un cóctel de torpeza.

Querer tapar esa torpeza propia con echar la culpa a los jueces me parece hinchar más el grano, solo tienen a mano el único bálsamo útil con beneficio para todos, una dimisión a tiempo para no dar más el cante y si hace falta volver a sus orígenes, aunque eso les costara un poco más, una vez que han olido moqueta no querrán soltar el puesto ni con fuego.