Las cumbres sobre el clima son un teatro montado hacia la galería donde todo ya está dicho de antemano, y el gasto económico por el despliegue que producen es como mínimo obsceno. Nos están pidiendo por un lado a los ciudadanos todo tipo de restricciones, y a ciertos personajes políticos solo se les ocurre vestir trajes ecológicos para la ocasión. Cosa que no estaría mal, si no fuese que ese mismo personaje estrena vestido en cada recepción.
Tenemos un organismo llamado ONU (yo lo llamo; CMPR: Chiringuito Mundial de Políticos Retirados) que debería de estar trabajando en cuestiones ambientales cada minuto, y poniendo sanciones contundentes que hiciesen recapacitar a los países infractores por muy grandes que estos se crean. Si EEUU o China no quieren pasar por el aro, ¿qué pasaría si todos los demás países del mundo los boicoteasen económicamente no comprando sus productos y servicios?
La verdadera cuestión es que todas estas siglas que he nombrado no valen nada, ya que por encima existe una mucho más poderosa llamada capitalismo. Esta sí que es una sigla con poder.
