Cartas al director

La España plural de mis amores

España es diferente porque nuestra élite política demuestra un día detrás de otro su total ineptitud ante cualquier contingencia.

Mañana no se pondrán de acuerdo. Pasado tendremos nuevas elecciones. Y al otro estaremos en las mismas, porque estoy seguro de que ni se les ocurrirá poner un corta fuegos. Qué más da, los españoles pagan.

El paripé de estos señores es de vergüenza, debería de ser igual que cuando un avión se retrasa, habría que empezar a pedirles indemnizaciones, por un país atrancado en una gestión que ni han empezado.

Yo comprendo que los socialistas no quieran ser mangoneados por Podemos. Tengo claro también que a Podemos llevar un país o parte, se le queda grande, pues a veces no recuerdan ni las competencias reales de los distintos ministerios. Tiemblo pensando en que alguien con tal clara ineptitud nos gobierne. Es malo un perro viejo con muchas pulgas, pero peor aquel que por su inexperiencia se sorprende de su propia cola y no hace más que dar mil vueltas a todo. Y con respecto a los demás colores de nuestra España plural, aseguraría que si le hiciésemos un examen a la mayoría de nuestros flamantes representantes, sobre política aplicada; la mayoría no la aprobaría.

Hoy el arco político ha explotado y se ha fragmentado por su propia incompetencia. Esto no tiene en sí porque ser malo, pero en cambio sí es fatal que estas minorías acaben siendo las que dirijan los destinos de la mayoría.

Todo este embrollo de comediantes e ineptos solo tiene una solución viable.

El pueblo ya ha votado, el partido Socialista ha ganado y no tiene el derecho, tiene el deber de gobernar para no convertirse en una piedra de molino atada al cuello de los españoles. Una vez que ya es gobierno, cada asunto particular; presupuestos, educación, sanidad ha de encontrar los apoyos necesarios para su puesta en funcionamiento, o mantener la normativa que rija hasta el momento, y punto.

¿A qué vienen tantas complicaciones sus señorías?