Cartas al director

Expandir el bienestar

La política de bienestar se encuentra con grandes dificultades para despegar. La austeridad marca costumbres difíciles de superar. En tiempos no muy lejanos existían una “especie” de comportamientos que cifraban su riqueza en la pobreza de los demás. Los fundadores de las grandes empresas como H. Ford I y J.D. Rockefeller comprendieron que haciendo que sus trabajadores incrementaran sus sueldos ellos incrementarían a su vez sus beneficios.

Una de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial fue el impulso del estado del bienestar. La expansión de la riqueza nos hace a todos más ricos Después se han impuesto otras doctrinas organizadas todas alrededor de una falacia: el neoliberalismo, y que no se ha sabido responder de forma adecuada. El monopolio del pensamiento económico por parte del neoliberalismo en España es casi absoluto con honrosas matizaciones. La impermeabilidad del dogma neoliberal a los datos de doble interpretación es una de las consecuencias de un dominio casi total en el pensamiento social y económico, lo cual les permite sostener tesis cuestionables sin haber sido sometidas a un debate profundo.

Junto a la voluntad decidida de superar las heridas de la Guerra Civil, la prosperidad y la generosidad de la mayoría de los españoles, de los años sesenta fue un determinante para el desarrollo económico, económico, político y social. Si queremos renovar el horizonte de progreso integral en los diversos campos se ha de fomentar la prosperidad inclusiva equitativa para todos.

Además de la redistribución de impuestos se impone la redistribución del reparto de riqueza. La desigualdad nos hace más vulnerables. El estado del bienestar ha sido la mejor fórmula para protegerlos. Ampliar y fortalecer las dimensiones de bienestar es el mejor remedio para el desarrollo integral de las personas.