Cartas al director

Necesidad de un Estado de Bienestar fuerte

Estado de Bienestar en su versión actual nació como una necesidad de dar respuesta a las condiciones negativas del franquismo. Para ello fue necesario que el Estado aumentase sus competencias y se crease el Estado benefactor. En el desarrollo del Estado surgieron necesidades nuevas que había que satisfacer. Al mismo tiempo, los poderes opuestos a la democratización no cesaron en sus posiciones, se enmascararon y se hicieron más agresivos para que las promesas del sistema democrático no se pudieran llevar a cabo. El entramado nacional-burocrático moderno se desarrolla con la proliferación de grupos de presión, de corporaciones y organizaciones gigantescas que se hacen presentes en el Parlamento.

La vida parlamentaria pierde en gran parte importancia. El Estado de bienestar que debería servir de escudo social contra la pobreza, la exclusión social y la miseria, se ve bloqueado en sus pretensiones. De alguna manera, por la falta de voluntad política para hacer efectiva las promesas. Los efectos de la burocracia no dejan de tener su acción negativa. La participación activa de los ciudadanos, el desarrollo moral y la dignidad humana se ven amenazados por la expansión de la estructura de intereses privados.

Las normas de una cultura del conflicto se han adueñado del pensamiento político. Las reglas morales del consenso se ven ahora sustituidas por la moral de la descalificación del contrario, lo convierte en enemigo irreconciliable. Es muy posible que la generalización de esta actitud haya encontrado un impulso importante a través del populismo. Una de las características del populismo es su división del campo político en dos: el pueblo y las élites; la gentes y la casta, Este antagonismo maniqueo debilita a la sociedad y a la acción del Estado.