Cartas al director

La incertidumbre como arma político

Diríamos que estamos en una época de incertidumbres. El mundo de la política cambia de forma acelerada. Las certidumbres pasan a mejor vida. Los programas políticos están para no cumplirlos, es lo que podemos constatar cada día. Comprender la complejidad del mundo se ha convertido en una tarea tan ardua como necesaria. Nos obliga a ello la misma naturaleza de la sociedad en que vivimos y la tarea de los falsos demócratas que juegan a dificultar la democracia con informaciones falsas y con bulos.

 Las historia nos dice que la combinación de incertidumbre, frustración y resentimiento es muy eficaz para deteriorar la democracia liberal. La política necesita certeza. En gran manera, la desafección de la política viene dada por los cambios constantes de los dirigentes políticos y la consiguiente incertidumbre. Los vacíos en la gestión política los ocupa inmediatamente aquel que ofrece modeles autoritarios con independencia de los contenidos. Los fascismos europeos de Alemania, Italia, España, se impusieron en un momento de incertidumbre creada por la falta de acuerdo de los principales partidos en cuestione básicas. En un estudio reciente se constata que una de las características de la extrema derecha actual es la ruptura de los pactos y crear un clima de incertidumbre e inseguridad social. El llamamiento a la revuelta popular en EEUU, Brasil, es evidencia terminante.

 La ciencia política que se ocupa de interpretar las relaciones de los políticos con los ciudadanos tiene grandes dificultades para adoptar medidas adecuadas en medio de la incertidumbre. La capacidad predictiva de las encuestas es un elemento más para generar incertidumbres.

 La derecha muestra gran preocupación por la estabilidad. Sin embargo, se aplican con gran dedicación a sembrar la duda, la incertidumbre. Es una manera de bloquear la acción transformadora de los políticos. No cabe duda de que el mundo en su forma actual contiene muchas realidades inaceptables, como la corrupción o la pobreza, la insuficiente implicación contra el cambio climático o la indiferencia u hostilidad ante la realidad de una inmigración desesperada. El problema es cómo hacer frente a esta realidad. El recurso a formulas trasnochadas neoliberales y conservadores no parece la mejor medida para salir de la incertidumbre