Cartas al director

Revanchismo no

No debe sorprendernos que en los momentos de crisis de las organizaciones políticas y en ese intento de superar lo que se estima “disfuncional” se promocionen ideas y personas para superar aquello que se estima que ha sido el origen de la crisis. Sin embargo, se requiere cumplir algunas condiciones. La primera es que no sea tomada como una revancha o como un ensañamiento sobre el teóricamente contestado. No todos tienen la razón en todo. Una razón no compartida nos alejaría de la principal meta propuesta: acercar posiciones.
Es necesario alejarse de la idea de que para superar la crisis es necesario separar de la organización a aquellos que mantienen posiciones divergentes. Las crisis han de ser superadas con la participación de todos y sin exclusiones larvadas o efectivas. Las crisis merecen ser miradas como una oportunidad para superar aquellos planteamientos que han provocado el enfrentamiento entre las distintas visiones de la realidad. Las crisis se superan dialogando y de ninguna manera haciendo saltar por los aires aquello que nos une en una lucha por el bien común, que no es el bien circunstancial, del partido y menos por determinada imagen del partido querida por una “fracción”. 
La fortaleza de una organización no hay que buscarla en su capacidad para discriminar sino para atraer e integrar en el proyecto común a los circunstancialmente disidentes. Es muy peligroso constituir al marginado en categoría, se le obliga con ello a conspirar y lo hará si se le niega la razón. El marginado es un mensajero de infortunios. Revela y exhibe de forma brutal una posibilidad espeluznante de la que no querríamos enterarnos. Lo ocurrido a ellos, podría ocurrir a cualquiera que tuviera sentido de la dignidad y respeto a la palabra dada.