Cartas al director

El precio de Koldo

En estos últimos días, una gran oleada de titulares han sobresaltado a España con un nuevo caso de corrupción del que todavía se desconoce gran parte, pero que ya ha dejado por el camino varios millones de euros y nombres de relevancia como los de: José Luis Ábalos, actualmente diputado en el grupo mixto del Congreso, exministro de Fomento y Transportes; Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez(primera dama de España), Francina Armengol, expresidenta del Govern de Illes Balears y presidenta del Congreso de los Diputados(tercera autoridad del Estado), Santos Cerdán, diputado y secretario de organización del PSOE, Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, Ángel Víctor Torres, expresidente de Canarias y ministro de Política Territorial, Salvador Illa, exministro de Sanidad y secretario general del PSC; etc, etc, etc…

A falta de conocer el número total de personas implicadas junto con las correspondientes cantidades de dinero, todo indica que el caso Koldo tendrá cabida en uno de los casos, sino el que más, de corrupción más importantes de la historia de nuestro país. La corrupción, ya de por sí es un delito que se podría catalogar como de los más humillantes pero, este caso (Koldo) no solo se trata de un simple caso de corruptelas varias, sino que, según especifican numerosas fuentes, se habría producido durante el inicio de la pandemia del covid-19, allá por principios de 2020, y que, mientras que todo material sanitario escaseaba y tanto el personal sanitario de los distintos hospitales y centros de salud, como cualquier ciudadano, necesitaba de estos productos que llegaron a ser de primera necesidad, estos señores, supuestamente implicados en el caso Koldo, se dedicaban a sacar un rédito estratosférico de sus “negocios” sobre la compra de este material sanitario con dinero público cuando España estaba completamente desolada ante una pandemia que nos sumió a todos y todas en una gran incertidumbre. Señores lectores, por mi parte poco más que decir, pero después de que hayan leído estas líneas, de seguro harán ustedes una profunda reflexión sobre nuestros gobernantes a los que les importamos entre poco y nada, así que, ya saben, juzguen ustedes mismos…