Cartas al director

OBITUARIO | Despedir al amigo José Ramón González

Qué difícil es enfrentarse a la muerte y más cuando te toca cerca y se lleva a familiares y amigos. Especialmente cuando no eres capaz de asimilar que, en los funerales, ya estás en los primeros bancos. Pero la vida te despierta de golpe, te da un mazazo de realidad y te pone en el justo sitio del día en el que estás y te ha tocado vivir.

Cuando hace nada nos dicen que José Ramón estaba muy enfermo, nos agarramos a la esperanza de un posible error de diagnóstico. Porque a él no podía pasarle, porque lo necesitábamos, porque le queríamos, porque…

Porque nos quedaban muchas cosas por hacer, a corto, a medio y muy largo plazo. Porque nos quedaban muchos proyectos a la vista y otros como plan de futuro. Porque nos quedaban muchas ediciones de la Panda Raid con Jano, porque nos quedaban muchas aventuras diseñando el “road book” de su/nuestro Ourense con Bouzo y la pandilla, porque nos quedaban muchos viajes a Portugal con Chisco y los chicos, porque nos quedaban muchas tertulias ante nuestro ribeiro favorito en el Saborido con Bea y los demás cofrades,  o muchas direcciones de carrera en Barbadás, con Marabú y la tropa del Mix. Porque nos quedaban muchos cafés en el Binban como dice Jujú. Porque nos quedaba este próximo año Cerdeña, sigue reservado el hotel. Porque…

Porque te quedaban muchas direcciones de carrera por toda España y muchas colaboraciones con amigos y compañeros. Porque te quedaba seguir echando una mano a todo el mundo del motor que lo necesitase, porque te quedaba seguir siendo el maestro y amigo a quien acudir cuando las cosas no salían. Porque te quedaban tantas cosas por hacer, especialmente para ayudar a los demás. Porque…

Porque te quedaban muchos baños en tu piscina con Victoria, muchos atardeceres en Feá. Porque te quedaban muchos partidos de tu Celta y muchos viajes con Diego y Borja. Porque te quedaba disfrutar de tu familia y de todo lo que estaba por venir. Porque te quedaba vivir mucho… todavía, que ya tocaba disfrutar de tu vida y la de tu familia. Porque ya tocaba viajar por vicio, descansar por gusto, aburrirte por decisión propia, contemplar la vida con la placidez de las cosas bien hechas.

Ayer y hoy Ourense es un poco más triste, porque no estás. Que te recordaremos como eras, pero no te podremos tocar físicamente y eso duele.  Toda la familia del automovilismo está triste y todos tus amigos todavía más. Pero por encima de todos está la tristeza infinita de tu familia por perder a la maravillosa persona que eras. 

Buen viaje querido amigo y que el viento te lleve a un lugar mejor… si existe.