Cartas al director

Carreteras del infierno

Que Ourense y Lugo estén discriminadas ya no debería sorprendernos. Tenemos cientos de ejemplos que certifican esta situación. Los que vivimos en esta ciudad hemos sufrido en algún momento las consecuencias y, aunque hay temas y temas en los que hemos sido perjudicados, voy a centrarme en las comunicaciones con Lugo.

Se podría pensar que al no contar Lugo con una estación de ferrocarril con buena comunicación con el resto de poblaciones importantes de Galicia y España estaría bien comunicada por carretera. Nada más lejos de la realidad. El viaje a Coruña por la A-6 es un desafío a la habilidad de los conductores, que se ven obligados a “jugar” a esquivar los numerosos baches con los que se encuentran. Si vamos en sentido contrario la cosa no mejora. Incluso nos invitan a realizar una excursión por la montaña.

Un caso aparte es la N-540. Una carretera nacional que une dos capitales de provincia como Lugo y Ourense, que se encuentran a apenas 90 kilómetros de distancia. En los últimos meses hemos asistido al deterioro constante del firme en varias zonas de la misma. Dejando en caso aparte el tramo de Guntín, que está completamente deshecho, merece destacar el que transcurre entre A Barrela y Chantada. No es que haya baches, que también... la carretera está destrozada. Supone un peligro para la circulación y para la integridad de los propios conductores. Y lo peor es que no se va a solucionar a corto plazo, porque cada vez incorporan más señales de peligro a las zonas en mal estado.

A los que sufrimos esta carretera con regularidad nos da igual qué tramo es competencia de qué administración. Lo que nos importa es que haya una vía de comunicación decente para los miles de usuarios que la tienen que utilizar. Y la necesitamos YA, no dentro de tres años.