Cartas al director

Con el vientre de nuestras mujeres

El pasado 11M recordamos y homenajeamos a las víctimas de uno de los peores episodios del terrorismo en nuestro país. Una serie de bombas reventaron los vagones y sus ocupantes en la red de cercanías de Madrid falleciendo dos centenares de personas.

El Gobierno del momento señaló inicialmente a nuestros terroristas autóctonos por antonomasia, pero esas sospechas se disiparon en poco tiempo apuntando como causantes a un grupo yihadista. Recordemos que yihadista es aquella persona con una ideología caracterizada por la frecuente utilización del terrorismo, en nombre de una pretendida “guerra santa”. Se trata de individuos que conforman células a las cuales continuamente nuestros cuerpos de seguridad vigilan y desactivan. Deben vigilarlos porque los seguidores de la yihad se encuentran entre nosotros, mimetizados, pasan desapercibidos y su radicalismo debe ser frenado.

Su número aumenta al ritmo que se multiplican. Se trata de una estrategia que fue anunciada hace décadas por Bumedian, presidente de Argelia: “millones de hombres irrumpirán en el hemisferio norte para conquistarlo. Y lo harán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”. Idea en la que reincidieron diferentes líderes de Oriente Medio en años sucesivos. Cuesta asumirlo y más expresarlo, pero la mezcla de buenismo europeo y democracia (expresada en forma de voto) puede llevar al viejo continente a un retroceso ideológico y social sin parangón, a una teocracia a la que se pueden ver sometidos nuestros/as nietos/as y su descendencia. Imaginemos un referéndum en nuestro país en el que el burka es aprobado y reflejado en la Constitución. Finalizo la carta con una cita de Miguel Alonso Baquer en su artículo “Arte de la guerra o lucha contra el terrorismo”: El terrorista juzga, condena y ejecuta a aquellos a quienes previamente ha diabolizado de manera unilateral.