Dice la canción: Algo se muere en el alma cuando un amigo se va…
¡Se nos ha ido un gran amigo!
Conocimos a Luis formando parte de Equipos de Nuestra Señora. Él era el consiliario de nuestro equipo
formado por cinco matrimonios. Podemos destacar muchas cosas de él: su disponibilidad, su cercanía, su modo de afrontar los desafíos y las dificultades, su forma de involucrarse con las parroquias, comprometiéndose con sus amigos y con todo aquel que lo necesitara.
Como equipo agradecemos de manera muy especial todo lo que hemos vivido y compartido con él, las tristezas, las enfermedades, las ilusiones, las alegrías, las comidas, los cafés, los partidos de fútbol…
Todo ello nos ha ayudado a crecer humana y espiritualmente y por ello estamos agradecidos.
Y aunque en los últimos tiempos la salud no le acompañaba, nunca dejó de cumplir sus funciones y se fue sin hacer ruido, sin decir adiós…
Por todo esto queremos despedirte como te mereces, acompañado de tu familia, de tus amigos, de tus feligreses y de tu equipo OR-18. Esperamos que te encuentres gozando del reino del Señor y que desde allí nos acompañes y veles por nosotros.