Termalismo

Destrozos, baches y charcos: la tarjeta de visita para turistas

El edificio de las pozas de Maimón, calcinado. (Foto: Miguel Ángel)
photo_camera El edificio de las pozas de Maimón, calcinado. (Foto: Miguel Ángel)
La oferta termal de la ciudad muestra estos días su peor cara a los bañistas. A las instalaciones calcinadas (A Chavasqueira y Pozas de Maimón) se suman accesos y aparcamientos deficitarios. "Está hecho una pena", aseguran dos visitantes

El Ourense Termal saluda estos días a los visitantes con su peor cara: destrozos, baches, charcos y piscinas cerradas. La joya de la corona y principal atractivo turístico de la ciudad arranca 2020 a trompicones, con solo dos espacios abiertos de los seis existentes. 

El panorama es desolador. En A Chavasqueira no hay opciones: desde abril el recinto privado está calcinado, y la zona pública continúa bajo el agua tras las inundaciones del Miño de las últimas semanas. El Muíño da Veiga también sigue anegado bajo el caudal, y muestra las consecuencias de las lluvias –la caseta de vestuarios se encuentra desplazada de su lugar original, amparada por varios árboles–.

Los visitantes aparcan en la zona estos días con cuidado, entre charcos y baches. Los dos accesos de la N-120 también están afectados, especialmente el más largo, que discurre en paralelo a las vías del tren y termina a la altura del inacabado centro de interpretación de parques naturales –una mole de cemento actualmente repleta de graffitis e invadida por la vegetación–. Conducir en ese tramo se convierte en un deporte de alto riesgo: los numerosos y profundos baches impiden controlar la dirección del coche durante casi un kilómetro, antes de llegar al párking. 

La imagen de Outariz es similar. El recinto de las pozas de Maimón continúa calcinado y precintado, tras el incendio del pasado mes de julio. Al lado de los escombros, en el aparcamiento, los charcos y baches se cuentan por decenas. En la otra orilla, restos de madera, piedras y montañas de arena saludan a los visitantes. 

Tarjeta de visita

Durante las semanas de Navidad, la ciudad acogió a numerosos turistas que se vieron obligados a hacer cola en As Burgas para darse un baño termal. Desde la reapertura del recinto privado de Outariz, a inicios de año, las colas se redujeron, pero la piscina sigue acogiendo a más bañistas que normalmente. 

La mirada de los visitantes es crítica: "Llegas aquí y ves cómo está... Es que en el resto de España sueñan con tener aguas termales, y aquí ni siquiera está cuidado". Un matrimonio de Madrid, que visita Ourense cada vez que puede, tiene claro la deficiencia del servicio en estos momentos: "Vamos a ver si podemos bañarnos en Outariz, pero ya nos han dicho que por ser martes estará cerrado. Nos iremos por donde hemos venido". Los vecinos tampoco son ajenos a la situación, y recogerán firmas para reclamar acción municipal.



“Siempre venimos para después darnos un baño"

Tras las intensas lluvias de las últimas semanas, el paseo de la zona termal de la ciudad vuelve a acoger a numerosas personas. Los destrozos del temporal son visibles, y los habituales del lugar reclaman al Concello una respuesta rápida ante el panorama. "Nosotras hace tiempo que no veníamos, pero nos gusta correr un rato por la zona, para después bañarnos en las termas y tomarnos algo en la ciudad", comentan dos amigas de Lalín, que ayer vieron truncado su plan al descubrir el estado de las instalaciones. "Es una pena que esté así, es un lugar muy apreciado por los que somos de fuera, y si no está en condiciones la gente no va a seguir viniendo. A Chavasqueira lleva muchos meses calcinada y nada cambia", explican. 

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