Cartas al director

¿Qué nos enseña el coronavirus?

Podemos extraer varias enseñanzas del coronavirus, como por ejemplo que la humanidad globalizada, una gran parte camina por derroteros de un consumo exacerbado, y debe de aprender a cambiar sus hábitos excesivos y excedidos. Que las grandes ciudades se han convertido en parte, en una cárcel y una gran trampa para el desarrollo libre de la vida humana, y donde el acercamiento a la naturaleza a veces también es olvidado, en una sociedad de la prisa y de poca observación interior. Las ciudades nunca deberían de hacerse fomentado más allá de los doscientos o trescientos mil habitantes, lo cual nos plantea el modelo de ciudad sostenible y de sociedad-ciudad que queremos. 

También creo que se han tomado decisiones políticas erróneas a la hora de restar importancia al estudio generalizado de conocimientos básicos para toda la población, de salud y nutrición, pues no se ha dado la importancia que tiene, crear en las escuelas una asignatura obligatoria que abarque la salud, la nutrición, la profilaxis y temperancia en la prevención de la salud. Los gobiernos deben de poner más hincapié en combatir enfermedades de alta morbilidad, como el tabaquismo, el sedentarismo, y la obesidad, así como el exceso de consumo, en libertad, de alcohol y drogas, sobre todo en los más jóvenes. 

Necesitamos una escucha mucho más atenta, los unos de los otros. Necesitamos eliminar de nuestra vida tres acompañantes silenciosos: el miedo, la prisa-estrés y una competitividad excesiva. Necesitamos comprender que todos somos uno con el Planeta, como si se tratase de un solo ser vivo, debemos de aprender a cooperar más con el Planeta. Hay mucha necesidad de enterrar los egos en general, y los egos políticos en particular, que son piedras en el progreso de la sociedad, y pensar en el bien común a la hora de toma de decisiones. 

También hay necesidad de fomentar la amistad y la unidad de la familia, frente a quienes atacan a la familia como célula social básica, mediante planteamientos divisorios y enfrentados hacia la misma e individualistas, no estamos en contra de diferentes tipos de familia, pero sí a veces del ataque a la misma, en cuanto a su esencia. La familia es la célula base de una sociedad donde se aprenden, hábitos, trabajo, solidaridad y convivencia… 

La enfermedad colectiva como el coronavirus nos enseña a ser más humildes y a restar importancia a muchas cosas, especialmente materiales que hemos acumulado en exceso, y que nos damos cuenta que una vez que simplifiquemos la vida, verdaderamente no las necesitamos. El coronavirus es por tanto un desafío hacia la humanidad en la medida que nos hace comprender nuevos valores, y nos va a introducir hacia un nuevo cambio de paradigma, donde muchas teorías, y planteamientos actuales, filosóficos, sociales y económicos, quizás ya no nos servirán. La humanidad ha evolucionado a base de crisis como ésta, que son procesos y palancas de cambio, en el progreso de los pueblos, y de la vida. Debemos de caminar hacia ese cambio metasocial que ya un día describió Stefhane Hessel, en su libro “indignaos”, para que poco a poco muera lo viejo, lo que ya no nos sirve, y nazca poco a poco lo nuevo.