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EUROBASKET
Raquel Carrera y Paula Ginzo. Referentes indiscutibles del baloncesto nacional y colosas de un Eurobasket que las hizo llorar con un final que no merecían, pero que con el paso de los días no tendrá dramatismo alguno. Cuando miren la medalla de plata que se traen en la maleta y que seguro cualquiera firmaría antes de empezar el torneo o al descanso del partido de cuartos de final ante la República Checa.
Pero el deporte, y por supuesto también el baloncesto, no siempre entiende de méritos. España demostró una capacidad de superación impecable en cada partido y le sirvió para acariciar con la punta de los dedos la gloria. Le faltó una canasta más o una pérdida menos. Un detalle que saliese cara y no cruz en tres minutos finales que nadie querrá volver a ver.
Se levantarán. La selección y las dos ourensanas. Miguel Méndez ha empezado a lo grande el relevo generacional y Paula Ginzo y Raquel Carrera se antojan indiscutibles en el proyecto. La pívot del Valencia Basket acabó en el quinteto ideal del torneo. Ginzo fue la máxima anotadora del equipo en la final y la jugadora más sólida cada vez que estuvo en pista. En portadas de toda la prensa y en directo en La1 dos chicas que presumen de DNI y que confirman lo inagotable que es este deporte para Ourense. Imposible extrapolarlo a ningún otro.
El baloncesto aquí nunca deja de producir. Ourense es ciudad de baloncesto igual que lo es de motor, aunque algún Pepito Grillo intente reinventar la rueda o meter palos en ella para ver si su jefe pica el anzuelo. No es casualidad que al Pazo vaya la afición a miles sea cual sea el puesto del COB. Ni que en la ACB haya un entrenador como Diego Ocampo y un árbitro como Guillermo Ríos.
Que en el podio del Eurobasket se cuelguen la medalla dos ourensanas no es milagro ni casualidad. Es mérito personal y también, un poquito, de quienes pican piedra en silencio para que salgan jugadoras sin parar. Porque no están solas, aunque alguno seguro que se entera ahora. Lucía Méndez y Clara Prieto también son ourensanas. Pero hay más: Iria Losada, Cristina Loureiro y Lorena Lorenzo. Y Suso Garrido entrenará en la máxima categoría mientras sigue arrimando el hombro en verano en Carmelitas. Un colegio que llegó a la Liga Femenina 2 y en la que también estuvo, hasta que lo borraron del mapa, el Pabellón. Otro estropicio de una ciudad que no valoró el peso de un referente en el baloncesto femenino al mismo nivel que el Uni Ferrol, el Ensino, el Arxil o el mismo Celta. Ahora se antojan inalcanzables cuando antes venían a Os Remedios cada jornada. Cuando niñas como Raquel Carrera o Paula Ginzo empezaban a tirar a canasta.
El COB lanza su apuesta por el baloncesto femenino y es innegociable que sea para quedarse. Como colaborador de los proyectos que ya hay o como altavoz para impulsar uno común, pero la canasta femenina en Ourense tiene que volver a hacerse notar. Hay clubes, entrenadores y tradición. Que hay referentes para generar ilusión nadie lo duda. Las dos mejores de España. Las dos mejores de Europa.
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