Opinión

Alta velocidad... en la calle

A falta de que Fomento deje de marear la perdiz y haga sus deberes con el AVE, la ciudad de Ourense ya disfruta de la alta velocidad, pero sólo sobre el asfalto. Los conductores se autogestionan a capricho y muchos de ellos a ritmo trepidante. Pisan el acelerador a su criterio, según la prisa del momento, según la laxtitud de su conciencia cívica, libres de radares. Hay señales restrictivas y normas sobradamente conocidas pero también libertad absoluta para saltárselas impunemente. Basta darse un paseo por la avenida de Ponferrada, La Habana o Progreso para comprobar como, de hecho, son numerosos quienes se valen de esa impunidad para circular a velocidades impropias de un centro urbano. Cruzar alguna de estas calles es una actividad de riesgo, especialmente en una población con una media de edad tan elevada.

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