Los jardines pierden, la basura gana. El titular de la información es lo suficientemente descriptivo. Un paseo por la zona habla por sí solo. La ciudad y los ciudadanos salen derrotados en uno de sus espacios más emblemáticos. El corto sendero que comunica la Alameda con el paseo del Barbaña es un itinerario de inmundicias. Allí van a parar los restos del botellón que se ha quedado a vivir en la zona. Allí conviven vomitonas y cagadas (con perdón) de personas y de animales. Y lo que no se ve es porque lo oculta la maleza. El concejal de Limpieza lo reconoce ¡Qué remedio: salta a la vista! Pero los desechos siguen allí, un día tras otro, quitándole terreno al recreo y al civismo. Y el concejal de turno se encoge de hombros hasta que le tiran de una oreja. Así, la basura gana; la ciudad pierde... calidad de vida.
