Opinión

El casco antiguo se mueve

El casco antiguo de Ourense bombea dosis razonables de optimismo. Es más fácil percibirlo estos días en que el sol empieza a encender las terrazas, tras meses de lluvia y lluvia. 

La ciudad antigua parece empeñada en situarse en la vanguardia de la recuperación. Se mueven por allí un puñado de emprendedores, dispuestos a jugársela para demostrar que hay aquí una oportunidad. Algún día, habría que pensar en dedicarles un monumento acorde con el monumental ejercicio de riesgo y valor que representa apostarlo todo a una intuición de negocio. El mérito es doble ahora, cuando los estímulos públicos son, digan lo que digan, una quimera y la financiación bancaria, un milagro. Ellos, estos emprendedores, son los brotes verdes de la recuperación. Y lo mejor es que contagian ese dinamismo imprescindible para construir el futuro.

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