Hemos tenido que esperar años para saber, de boca de la ministra Fátima Báñez, que nuestros padres padecieron en tiempos por la movilidad exterior pulsión que, saltada una generación, atrapa ahora a nuestros hijos. Báñez se suma de esta forma a la alegría verbal que ya evidenció su secretaria general de Emigración e Inmigración, Marina del Corral, cuando aseguró que era el espíritu aventurero el causante de esa sangría que deja vacía nuestra provincia de jóvenes, no la falta de trabajo, de un futuro en su tierra, debida, en gran medida, a la ausencia de inversiones. Hace menos de una semana, jóvenes emigrantes españoles se manifestaban en las capitales europeas criticando la 'política de tierra quemada' impuesta en España por el Gobierno. 'No nos vamos, nos echan', era su queja. La respuesta, el cachondeo.
