Nada detiene al Entroido. Lo intenta la lluvia, el mal tiempo, el pesimismo y el reguero de malas noticias.
Lo intenta el frío, la suspensión de de actos en agenda y la crítica mal entendida. Nada detiene al Entroido, que una vez más es dueño absoluto de calles, noches y mañanas ourensanas en demostración de espíritu, buen humor, mordaz crítica y ganas de "troula". Nada lo detiene, más si son cientos como la pasada semana los jóvenes que en los centros escolares de la provincia rindieron particular tributo a la fiesta por excelencia. Talleres de disfraces, lecciones de geografía festiva y culto a raíces, máscaras y trajes más populares en ejemplar lección a la dejadez de costumbres. El pueblo, y en estos días más que nunca, regresa a sus tradiciones, garantizando el futuro de las mismas pese a todo y a todos. Nada ni nadie puede detener ya a este Entroido.
