Los políticos nos lo vendieron como la oportunidad de Ourense. Realmente lo es (será). Así lo expresaron expertos de distintas disciplinas que participaron en los foros temáticos organizados para enseñarnos a aprovechar todo el potencial ofrece(rá) la alta velocidad ferroviaria. Fueron momentos de eufóricos mensajes, grandes expectivas. De repente, llegó el silencio. Comenzaron las restricciones presupuestarias. El AVE gallego ha sido desplazado a un segundo plano, a un tercero, a un cuarto... Se dieron instrucciones silenciosas de ir frenando las obras. Hay túneles tapiados que lo atestiguan. Sin previo aviso. Hoy sabemos que este frenazo conlleva también la ralentización de proyectos tan vitales para esta provincia como la construcción de un gran balneario en la ciudad. La oportunidad de Ourense ha quedado en vía de espera. Y esos gobiernos de Santiago y Madrid disimulan. Como si nada. Como es costumbre cuando se trata de los asuntos de la Galicia interior.
