Maios, entroido, magostos, teatro para todos los públicos gustos y épocas del año, citas únicas de jazz, blues, rock, música sacra y clásica, monumentalidad artística y paisajística para llena enciclopedias, termalismo hasta debajo de las piedras, rallys, carreras populares multitudinarias, esquí para el invierno, deporte y naturaleza para todo el año y para toda la familia, gastronomía para los gourmets más exigentes, vinos de calidad y variedad... Lo extraño no es que Ourense se llenase en la pasada Semana Santa ni que el puente del Primero de Mayo llegue con esperanzadoras previsiones económicas para el sector hostelero. Lo extraño es que pasen los años y nadie haya sabido meter esta provincia en un paquete turístico irresistible. Lo extraño es que pase el tiempo y persista la inoperancia de las administraciones para ir más allá de planes estratégicos repetitivos que mueren siempre en papel mojado. Lo extraño es su incapacidad para vender esta provincia en los mejores mercados.
