Opinión

Gracias, Don José de Allariz

Amig@, con los primeros compases de la primavera de 2018, nos quedarán en Allariz -resonando en los susurros del Arnoia y en la atalaya del Penamá- la seriedad, la responsabilidad y las palabras encarnadas de Don José. Sí, porque La Merca, el Arnoia, el Penamá, Allariz y Torneiros, en armonía, pulsaron las finas cuerdas de la fecunda vida de un hombre parco en palabras y generoso en obras. Y estas finas cuerdas crearon la partitura de una gran sinfonía sin acabar, que se llama Don José Canal Sánchez, el cura de Allariz.

Da la primera nota José en el bonito pueblo de Zarracós, del Concello de A Merca, el día 4 de enero de 1931. Bien afinado en el hogar y la escuela, ingresa con ganas en el Seminario Menor, donde ejecuta los primeros compases del latín y las humanidades. Y con la mente bien amueblada y el corazón bien equipado, llega al Seminario Mayor con la esperanza de ser un buen sacerdote, meta que alcanza el día 29 de junio de 1957.

Los primeros compases del nobel sacerdote irradian alegría y serenidad en la artística Ribadavia, la antigua Barxés y la emprendedora Maside, sucesivamente. En ellas, con corazón y tesón, continúa, durante estos primeros años de sacerdocio, afinando las cuerdas de su estar consagrado, de su ser cristiano y de su saber humano.

Sin desafinaciones ni estridencias, sin buscar los aplausos y los "vivas", vive el evangelio en Allariz, en tiempos de bonanza y en tiempos de tormenta, durante estos últimos 42 años. Como sentimos hoy los gallegos, siempre vivió Don José - trascendiendo lo terreno- aquello que decimos: "A min dáme cumes que alcanzar e atardeceres que non sexan deste mundo. Dáme cores no ceo infinito coas que soñar toda a noite. Dáme unha tarde para lembrar só o importante. A min dáme unha experiencia inesquecible…". A min dáme evanxeo, dáme vida que trascenda.

Durante 42 años, en Allariz administra sacramentos, reparte bendiciones, predica novenas, asiste a enfermos, consuela a ancianos, socorre a transeúntes, educa a niños, orienta a novios…, goza y padece con todos. Y siempre apreciado por todos, y siempre ayudado en la liturgia, en la caridad, en la ornamentación de los templos, en la toma de decisiones, por sus muchos colaboradores. 

Durante 42 años se siente acompañado por los salesianos de Don Bosco. Así, centenares de veces recorre Don José la calle Entrecercas y la plaza do Eiró que le acercan a Don Bosco y a María Auxiliadora. Así, centenares de veces recorren los salesianos O Portelo, A Fonteiriña, A Barreira, Vilanova…, que les llevan a Santiago, San Esteban, San Benito…, que les llevan a colaborar con el cura de Allariz. Así, muchos años estuvieron a su lado los salesianos difuntos Don Amable, Don Albino, Don Ángel, Don Cayetano… Así, muchos años lleva a su lado Don Esteban, dispuesto siempre a ir "de acá para allá". Y durante estos últimos años se siente ayudado también –en la Unidad de Atención Pastoral- por los jóvenes curas Miguel Blanco y Fran Martín. Y siempre se sintió asistido por su amigo Ángel Domínguez, el gran cura de Corbillón. 

Durante los últimos 17 años, publica Don José la hojita "A Sementeira", en la que siembra, en el pentagrama mensual, las notas más vibrantes del mes. Allí, junto a la imagen de la Virgen de Vilanova, en septiembre de 2011, escribe: "Cuando de hinojos, Reina y Madre, miro vuestra divina imagen, en madera, barro y color, la propia vida diera para dárosla a vos…". Allí, cada mes de julio, invita a recordar a San Benito en su "ora et labora". Allí va informando de las campañas de oración y solidaridad, y de lo recaudado en dichas campañas, que son siempre algunas de las notas más sonoras de la diócesis de Ourense. Allí da a conocer el servicio prestado en la "Casa Parroquial  de Transeúntes", casa que es la niña de sus ojos.

Siempre estuvo Don José vinculado al monasterio de Allariz, donde, como las Hermanas Clarisas, alaba al Señor por la creación entera: por el sol y por la luna, por el viento y las estrellas, por el agua, los almendrados…, la empanada, y por las gentes de su tierra.

Durante más de 20 años, atiende también la parroquia de Torneiros, donde sirve como en Allariz; donde es querido como en Allariz; donde armoniza, en ocasiones solemnes, con su amigo el salesiano José Rodríguez Pacheco, ilustre músico del pueblo.  

Amig@, el día 17 de marzo Allariz vibrará con acordes de agradecimiento y compases de despedida a quien, durante 42 años, fue su guía con su seriedad, sus palabras y su vida. Te invitamos a formar parte del coro que ese día cantará: Gracias y felicidades, Don José; sabemos que se marcha con morriña de Allariz; sabemos que vivirá en la capital con júbilo y feliz. 

Usted y nosotros, Don José, damos la bienvenida a Allariz a Manolo Rodicio Pozo, el sacerdote bueno, el misionero ejemplar, el intérprete que creará una nueva sinfonía en esta nuestra villa. 

¡Hasta siempre, Don José! ¡Bienvenido, amigo Manolo!

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