Opinión

Cela y Celso Emilio Ferreiro en Formentor

Pontevedra, finales de febrero de 1948, la Delegación Provincial de Educación Popular ha organizado un ciclo de charlas literarias. El lunes 23, Cela abre el programa con una conferencia titulada “El libro en galeradas”, que consiste en ofrecer en primicia noticias y fragmentos de Viaje a la Alcarria, que quince días después vería la luz en las ediciones de la Revista de Occidente. Como ha afirmado el biógrafo de Celso Emilio Ferreiro (1912-1979), Ramón Nicolás, fue en estas horas cuando el poeta ourensano conoce a CJC, iniciándose una relación intensa, amistosa, literaria e incluso de estrategia profesional de la que da cumplida noticia una correspondencia imprescindible.

Glosaré alguno de los momentos estelares de ese itinerario de amistad y respeto. El primero data de comienzos del 52, cuando el poeta de Celanova decide agrupar en forma de libro, bajo el marbete de Jaula de pájaros raros, un haz de textos en prosa, que salían con frecuencia en Faro de Vigo desde la canículo del año 49. Al mismo tiempo Celso Emilio le pide a Cela un prólogo para el futuro libro. Camilo José contesta el 19 de febrero: “Tu Jaula de pájaros raros es espléndida, divertida, sabia y llena de vida. Yo te la prologaré muy gustoso si me esperas un poco. Este mes ha sido -o está siendo- para mí de mucho trabajo, que culminará la próxima semana con un ciclo de cuatro conferencias que voy a desarrollar en la Universidad de Salamanca. Pero en marzo buscaré unas horas para ti. Siempre he creído en tus dotes de escritor y tus cuartillas han venido a confirmar, con creces, mi diagnóstico”. A buen seguro Cela redactó el prólogo a su regreso de Salamanca, donde entre el 26 y el 29 de febrero desarrolló un apasionante cursillo sobre novela española, que va desde Unamuno o Valle-Inclán a Ignacio Agustí o Carmen Laforet, pasando por Gabriel Miró Ramón Gómez de la Serna. Tanto los textos del cursillo como el prólogo forman parte de la obra del Premio Nobel que no ha sido localizada y permanece inédita.

El segundo hito debe situarse en el otoño de 1956. La revista mallorquina de Cela, Papeles de Son Armadans lleva unos pocos meses de singladura y la colección poética anexa a la revista, “Juan Rodríguez del Padrón” trata de abrirse camino (apenas lo consiguió) con Celso Emilio de timonel. Cela, según un artículo de su viejo amigo Martínez Barbeitio (1913-1997) en Informaciones (17-XI): “el paso al brillante diplomático y conversador Agustín de Foxá, a fin de que éste pueda suceder en el sillón académico a quien como González de Amezúa fue también hombre de mundo, y espere la convocatoria de la plaza de Baroja, que parece más indicada para un novelista que tanto quiso y admiró a don Pío”. Celso Emilio expresará su opinión en un artículo, “Las barbas de Camilo José” (Faro de Vigo, 28-XI), que parte de la anécdota del ataque que la candidatura de Cela había recibido de algún académico por el uso de palabras “malsonantes y malolientes” y por llevar barba: “El académico pudibundo y objetante no se ha parado a pensar que él tiene también su barba. Pero por dentro, en el alma”, sentencia Celso Emilio.

El momento estelar más importante data de la primavera del 59, durante la celebración (18 a 25 de mayo) de las “Conversaciones de Formentor”, a las que asistieron -cito sólo algunos poetas penínsulares- Dámaso Alonso, Aleixandre, Gerardo Diego, Blas de Otero, Carles Riba o Celso Emilio. Las jornadas fueron intensas y con una proyección notable, a la que contribuyo Celso Emilio con dos artículos en Faro de Vigo: “Una semana fabulosa: las Conversaciones poéticas de Formentor” (26-V) y “Una semana en Formentor. Memoria de unas vacaciones poéticas” (7-VI), que ofrecen diversos aspectos de aquella experiencia. En el primero atiende a los poetas, a la gente que habita el formidable hotel Formentor y dice poder hablar “de la playa, de la luz y del aire perfumado que envuelve estos paisajes”. El segundo es una crónica de uno de los días de las conversaciones con acotados y sintéticos retratos de varios participantes (Dámaso Alonso “con su aire de sabio y humorista” se interesa por la fonética gallega de Celanova), que desembocan en “Camilo y Charo, su esposa, son los perfectos anfitriones. Camilo ha sido el artífice de estas conversaciones y por mucho que se esconda, él será la primera figura de esta semana inolvidable”.

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