Opinión

El "tour" gallego del académico Cela (1957)

El 21 de febrero de 1957 Cela es elegido para ocupar el sillón Q de la Real Academia Española. El día 26 de mayo lee su discurso de ingreso sobre La obra literaria del pintor Solana; el académico que le contesta es su entrañable amigo, Gregorio Marañón, quien ya había prologado más de diez años antes La familia de Pascual Duarte en su cuarta edición (Barcelona, 1946). En el intervalo las actividades del escritor no cesan: una de ellas es la gira gallega de la primera quincena de junio. 

La primera noticia del proyecto de ese “tour” la ofrece una carta de fecha 8 de marzo, que Cela escribe al abogado y poeta Ramón González-Alegre (1919-1968), que tenia fijada su residencia en A Coruña primero (1948) y en Vigo desde el año siguiente. Su piso de la Gran Vía 322 fue desde donde se impulso definitivamente la exquisida revista Alba. Verso y Prosa, que nació en la primavera del 48 y se extinguió en la primavera del 56, tras una serie de azorosos cambios, pausas y mutaciones. En la carta CJC le refiere: “Habla con Celso Emilio [Ferreiro], mi leal cónsul en esas queridas latitudes, y con quien tu creas conveniente. Si me organizais una ‘tour’ que me permita aceptar, iría a Galicia en la última decena de mayo. Podría estar de un lado para otro, veinte días. Temas de las conferencias: “Tres facetas del alma gallega” y “La morriña en la literatura gallega” -cortas- y “Recuerdo de don Pío Baroja” y “Cuatro figuras del 98” -largas. Las dos priumeras duran 40 minutos cada una; las dos segundas, cinco cuartos de hora. Además, lecturas de textos propios, coloquios y lo que Celso y tú pudierais decidir. Condiciones: gastos de viaje y hotel y 5.000 pesetas por conferencia. Las lecturas de textos y los coloquios, firmas, etc., gratis. El Alcalde de Padrón -por donde me gustaría pasar puesto que so lo prometí- se llama Ramón Pazos Jiménez. El Presidente de la Diputación de La Coruña, mi provincia, es D. Diego Delicado Marañón. Ambos son amigos y buenos amigos. En tus exclusivas manos dejo la excursión -y en las de Celso- ya que a nadie pienso escribir sobre este punto”. Se trata de un tipo de carta habitual en la correspondencia de Cela fraguando viajes, donde todo estaba bien atado, especialmente lo crematístico. Las conferencias venían siendo utilizadas por Cela desde el comienzo de la década y desembocaron, cuando ya estaban bien trilladas, en su libro Cuatro figuras del 98 y otros retratos y ensayos españoles (Barcelona, 1961). Dicha carta es el punto de partida de los preparativos de la gira y también la primera vez en la que CJC afirma su deseo de tener una residencia en Galicia, que no se concretará ni siquiera una década después con el episodio de la compra fallida del pazo do Vinculeiro (Padrón), sino con la inauguración de la Fundación Camilo José Cela en Iria Flavia el 11 de junio de 1991. Cela confiesa: “Si en Galicia tuviese un corruncho propio en el que estar, en Galicia viviría cuatro meses al año y sobre Galicia escribiría las tres o cuatro novelas que le debo. Pero nuestras fuerzas vivas, querido Ramón, se gastarán los cuartos en estatuas cuando me haya muerto”.

Antes de que se cumpla un mes (2-IV), González-Alegre le contesta diciéndole que están en pleno ajetreo organizador: “Celso se encarga de la organización de las dos conferencias que queremos dés en Vigo y de la de Orense. Yo del resto de Galicia”. En la organización surgen problemas crematísticos que Cela resuelve categórico: “A Galicia voy en junio, como te dije, y donde quieran conferenciaré. Pero no a precio de saldo” (24-IV), al margen de lanzar pullas contra algunos intelectuales gallegos, como el profesor Filgueira Valverde (1906-1996): “Es raro que él -tan ordenancista- ponga reparos ahora que soy académico ¡Qué cojonuda es la gente!”. O de activar rencillas en la espesa atmósfera de las letras gallegas, alrededor de José María Castroviejo (1909-1983), a quien irónicamente González-Alegre llama “Tirán-de-Castroviejo”, coarcionando a Celso Emilio Ferreiro (1912-1979). El día 15 de mayo estaba cerrado el programa de conferencias de la visita. La prensa seguirá atentamente su itinenaio . Se cumplía anticipadamente la sentencia de Dioniso Ridruejo: “Cela ha tenido que ser un estratega de su fama”.

“La actualidad tiene nombre” (sección de El Pueblo Gallego) se dedica el 4 de junio a CJC, quien había llegado el día anterior a Vigo, donde se explayó el protocolo al uso de los preámbulos de sus conferencias. Ahí caben todos los nombres del poder político, social y económico de cada una de las ciudades visitadas. Retórica para la síntesis de sus conferencias: “magnífica disertación que el selecto auditorio premió al final con una calurosa ovación” (Faro de Vigo, 6-VI). La Región dedicó una nota (9-VI) con “nuestra cordial bienvenida” al escritor, que el 10 de junio disertó sobre “Cuatro figuras del 98” en el Liceo. La crónica del día después resume bien la conferencia, presentada por Vicente Risco. Cela subrayó su alegría de estar en Ourense después de ocho años. Cela se autoafirmaba en cada acto. Era una estrategia profesional. 

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