Opinión

El final de un cálido y turbulento verano

Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo Wagner.
photo_camera Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo Wagner.
Quien conoce a Putin sabía que lo de Prigozhin no iba a quedar en un silencio impune

Aparte de ardiente, con cuatro olas de calor insoportable, la naturaleza exhibió desmesurados episodios de agresiva rebeldía a lo largo y ancho del verano. Los tifones asolaron los mares y las ciudades de China, de la India, Filipinas y Bangladés, unas lluvias despiadadas ahogaron Libia causando un reguero de muertos, voraces incendios quemaron los bosques más frondosos de Canadá, las secas arboledas de las islas griegas y múltiples fuegos devoraron bosques centenarios en diversas geografías. A las inhóspitas sequías siguieron unas nubes negruzcas que descargaron aguas de una manera despiadada devastando todo lo que encontraban a su paso. En Grecia, los dioses del Olimpo despertaron a todas sus furias de nubes y fuegos para sembrar los paisajes de ceniza, lodos y muertos.

El panorama político mundial ha multiplicado sus tensiones durante el verano. La guerra de Ucrania ha aumentado su ferocidad y el número de muertos civiles es cada día más numeroso, uno de los últimos cadáveres corresponde a una cooperante española que trabajaba cerca del frente auxiliando a los heridos y aportando ayuda humanitaria a los más necesitados. No me resisto a escribir su nombre, se llamaba Emma. La asesinaron proyectiles rusos. La gran novedad de los últimos meses fue la rebelión contra el Kremlin del grupo de mercenarios Wagner, creado por Yevgueni Prigozhin, con el apoyo de Putin. Unos 50 mil hombres de este ejército de mercenarios combatieron en Ucrania y otros 5 mil se encuentran en países de Oriente Próximo y África. 

Prigozhin era un tipo difícil, de iras incontroladas que tenían en el punto de mira al ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, con quien mantenía una encarnizada rivalidad. Un día ordenó a sus tanques tomar la dirección de Moscú para poner orden en el Kremlin, un orden cuyo objetivo final consistía en destituir al titular de defensa. Sin explicaciones, los tanques detuvieron su marcha hacia Moscú y se hizo un misterioso silencio alrededor de Prigozhin y saltaron muchas incógnitas sobre los Wagner. Se preguntaban cuál sería su papel en los países dónde tenían fuerzas desplegadas como Sudán, Libia, Malí o República Centroafricana. En esos países, históricamente muy ligados a Francia, ahora apoyan a los gobiernos afines a Moscú, pero no solo eso, también vigilan y defienden los intereses rusos en las empresas de yacimientos y materias primas que aportan a Prigozhin grandes beneficios.

Quienes conocen a Putin y su trayectoria de ajuste de cuentas con quienes considera desleales, sabían que lo de Prigozhin no iba a quedar en un silencio impune. La mayoría de quienes le plantaron cara desafiando su autoridad, terminaron muriendo en accidentes fortuitos. Sin hacer ruido, ni aspavientos de ajustes de cuenta. Todos en Rusia sabían que Prigozhin estaba sentenciado, solo faltaba conocer el cómo se ejecutaría su sentencia. A Putin le gusta la venganza fría y diversa. Por eso a nadie le sorprendió que Prigozhin encontrara la muerte en un vuelo privado con altos dirigentes de su grupo de mercenarios.

En la zona de Sahel, ese cinturón de África reseco, pobre y desesperado se están llevando a cabo cambios profundos en la orientación política, de ser el macizo de la francofonía han pasado a tejer lazos de amistad con Rusia y Pekín después de seis golpes de Estado desde 2020. Un verdadero contagio o una epidemia como dijo el ministro de asuntos exteriores senegalés, Aissata Tall Sall. El último tuvo lugar en Gabón, donde los militares destronaron a la familia Bongo que llevaba en el poder cincuenta y cinco años. Solo unas horas después de derribar a Ali Bongo Ondimba, los militares nombraron al general Oligui Nguema como nuevo presidente del país. Para la diplomacia francesa este nuevo y por ahora último golpe militar se distingue del de Níger porque no se llevó a cabo por hostilidad contra la vieja colonia. No tienen contenciosos con Francia, en Gabón los intereses franceses se concentran en el sector minero y la empresa Eramet que se ocupa del manganeso.

El golpe que terminó con la dinastía Bongo era impredecible, difiere mucho de los que se llevaron a cabo en otros países del Sahel. El destronado Ali Bongo fue dudosamente elegido en el año 2009 y más que dudosamente elegido en los años 2016 y 2023. En los últimos años, encabezó el poder de un régimen corrupto y depredador con la mirada cómplice de Francia. Por eso podemos decir que el golpe llevado a cabo en Libreville no está en el contexto de los otros que han tenido lugar en la zona. El único denominador común que podemos encontrar es que en todos está presente un mal funcionamiento de la democracia. En todos, la cólera de los pueblos contra el poder se nutre de la pobreza endémica que les atenaza. En Gabón no existe la amenaza djihadista. Francia tiene que replantearse sus relaciones con los países surgidos de sus antiguas colonias, especialmente en estos tiempos en los que Rusia y sobre todo China están haciendo grandes inversiones en África. La ministra francesa de exteriores, Catherine Colonna, comprende el derrocamiento de la Dinastía Bongo en Gabón, pero se opone a la de Níger y no se descartan movimientos en Francia para reintegrar al líder derrocado. Veremos.

En la India, bajo los auspicios del presidente Modi se han reunido los mandatarios del G20. Sobre la sala de reuniones flotaron los grandes temas, aunque no se abordaron de manera directa. A la cita faltó el ruso Putin y el chino Xi. Por lo tanto, de partida iba a ser una reunión descafeinada. Por lo que se comentó en pequeños círculos. El gran tema de debate en los círculos más reducidos fue como quedará el diseño estructural del mundo después de la guerra de Ucrania, aunque esto también dependerá del resultado crucial de la contienda. No estaba el presidente Xi y por lo tanto no se pudo desarrollar ningún planteamiento. 

En las últimas semanas, China ha puesto en circulación una idea original por varias cancillerías mundiales. Pekín sugiere la creación de un “G4” que se convierta en una especia de directorio mundial. Los puntos cardinales de ese G4 serían los Estados Unidos y China, las dos grandes potencias del siglo XXI, la Unión Europea y el “Sur Global”. Pekín no se atreve a exponer esta tesis en voz alta porque deja fuera a Rusia, pero está dispuesta a dejarla en la cuneta de la historia, reduciendo su papel al de satélite chino. Difícil que Putin tolere el solo hecho de proponerlo. También frente a este planteamiento está la India de Modi, que reclama un papel análogo al de China. La guerra para diseñar el futuro está en marcha, aunque China sueña con un G2, en donde rivalizaría solo con los Estados Unidos.

Te puede interesar