Opinión

Irán, un año de depresión y muerte

Una mujer se corta el pelo con una foto de Mahsa Amini en el pecho.
photo_camera Una mujer se corta el pelo con una foto de Mahsa Amini en el pecho.
Se han multiplicado por las calles cámaras de vigilancia y se han desplegado los militares 

Hace un año, el machismo primario y elemental de los “ Guardianes de las buenas costumbres” asesinaron después de un día de torturas y vejaciones a la joven curda de 22 años Mahsa Amini, el motivo era banal si lo analizamos desde una lógica elemental, pero en el estado teocrático iraní el fanatismo religioso predomina sobre cualquier lógica racional. El trágico hecho sembró en la mayoría de los habitantes del país, especialmente entre las mujeres, sentimientos de desesperación, rabia y frustración, pero también, una ardorosa ansia de lucha especialmente cuando se conocieron los motivos que acabaron con la vida de Mahsa Amini, conocida entre sus amigos y familiares como Jina. Todos coinciden que era una chica alegre, feliz y sonriente. La mañana del 16 de septiembre de 2022 salió a la calle sin pensar que iba al encuentro de la tragedia. Se cubrió el rostro con el obligatorio velo islámico, lo hizo de forma rutinaria porque desechaba el velo como un vendaje insoportable cubriendo la belleza de su joven rostro. Lo colocó mal. Tuvo la mala suerte de tropezarse en el camino con una patrulla de los “guardianes de las buenas costumbres”. Escándalo, no podían tolerar el escándalo que emanaba de la belleza de aquel rostro semicubierto. La detuvieron. La joven pronunció con voz titubeante unas tímidas disculpas. No le daba importancia. Era tan joven que ignoraba que el destino puede ser despiadado con las pequeñas distracciones.

La llevaron a una comisaría, la pared era blanca y aséptica, un escenario perfecto para que las fuerzas del mal consumaran el final de una vida apenas comenzada. Las torturas fueron lentas y viciosas, propias de los que obedecen el mandato de una tenebrosa y lejana divinidad. El sufrimiento, fue intenso pero corto, según he leído que confesó uno de los torturadores.

La noticia del asesinato de Amini saltó de boca en boca, de teléfono a teléfono, por medios digitales y por las incontroladas redacciones de pasquines y carteles. Después vinieron mareas y mareas de manifestantes, las calles se llenaron de protestas y el régimen de los ayatolás respondió con represiones descarnadas, cargadas de violencia, sangre y muerte. Los barrios de Teherán y de todas las ciudades iraníes fueron el clamoroso escenario de interminables manifestaciones. El país se incendió de sentimientos contradictorios. Para muchos sigue habiendo una vida antes de la muerte de Mahsa y una vida después de la muerte de Mahsa.

Ahora, un año después del vil asesinato, las autoridades diseñaron unas represiones preventivas que evitaran revivir las viejas manifestaciones que dejaron quinientos muertos a lo largo y ancho del país. Las detenciones de militantes políticos se multiplicaron y se repitieron las detenciones de antiguos prisioneros, así como la de los familiares victimas de la represión. Cualquier gesto de protesta puede ser frenado por una bala como le ocurrió hace pocos días al joven curdo Hamed Bagheri, asesinado por tres disparos en la ciudad de Karadj, a treinta kilómetros de Teherán, su delito fue gritar consignas contra el régimen y llamar a los habitantes a manifestarse contra el poder. 

Se han multiplicado por las calles cámaras de vigilancia y se ha desplegado militares para que apoyen a las distintas fuerzas del orden y a los vigilantes de la moral. En el aire flota un terror policíaco a causa de la proliferación de los puntos de control. Las frecuentes protestas llevadas a cabo no han conseguido ningún cambio político. Las autoridades siguen empeñadas en cubrir todos los rostros femeninos con el velo. Y a pesar de las amenazas y las represiones, las mujeres siguen apostando por que el aire de la libertad les acaricie el rostro descubierto. Es normal, no en vano se dice que las iraníes forman el grupo de mujeres más bellas del planeta.

En una época tan cambiante, en irán el poder dogmático permanece en un inmovilismo pétreo. El Guía Supremo de la revolución, Ali Jamenai, es un ayatolá anciano ciego y sordo que desde hace treinta años es el rostro del poder inmóvil. Un año después del asesinato de Amini, las masas siguen gritando el mismo eslogan: “Mujer, vida, libertad”, pero hay que confesar que a pesar de la vitalidad de los movimientos de rebelión, se ha conseguido muy poco o casi nada. Por eso, Irán es un país dominado por la frustración. La amplia vitalidad de las manifestaciones de resistencia, tienen una gran debilidad, carecen de una sólida organización, les faltan líderes visibles y una clara hoja de ruta, mientras el régimen que desprende una agria testosterona envejecida no pone límites a su represión. La geopolítica juega a favor del poder de Teherán. Las maniobras en el panorama internacional, tanto políticas como económicas favorecen a la consolidación del régimen teocrático. La emergencia de un eje chino-ruso entronizó a Teherán en el seno de los BRICS (el grupo que reúne a Brasil, China, India, África de Sur y alentado por China).

En el gran conflicto de estos tiempos, la guerra de Ucrania, Irán ha manifestado su apoyo efectivo y podíamos decir que incondicional a Putin. El apoyo no solo es verbal sino de apoyo con unas armas muy eficaces: los drones Shahed 136 están permitiendo a Rusia bombardear con gran eficacia las estructuras de Ucrania. Por su parte Rusia facilitó al ejército iraní los modernos aviones Yak 130. Rusia e Irán están cooperando en los intercambios masivos de armamento y en el Kremlin dicen que lo hacen para neutralizar el apoyo de los occidentales a Ucrania.

La aspiración del Gobierno iraní es dotarse de aviones de la última generación, ya que sus fuerzas aéreas están dotadas con aviones americanos obsoletos facilitados por los EEUU a las fuerzas de Mohamed Reza Pahlavi derrocado por Jomeini en 1979. Los iraníes tratan de aprovechar la guerra de Ucrania para modernizar su fuerza aérea y multiplicar su industria balística. El horizonte se presenta muy oscuro para esas condenadas que son las mujeres iraníes y para los combatientes de la libertad.

Te puede interesar