Opinión

El Reino Unido gira hacia el centro

David Cameron, nuevo ministro de Asuntos Exteriores.
photo_camera David Cameron, nuevo ministro de Asuntos Exteriores.
Este novedoso movimiento de nombres en el Gobierno de Sunak se hace por razones de conveniencia

Hace ya tiempo, una tarde de otoño charlando con Felipe González, pocos meses después de perder las elecciones generales y dejar el Gobierno, le pregunté si un expresidente podría entrar como ministro en un nuevo Ejecutivo como acababa de suceder en Italia. Me respondió tajantemente que no, aunque sin aportar una razón o motivo convincente. Lo que había sucedido en Italia no podría ocurrir en España al igual que en otros países. Sería algo así como profanar el sagrado jarrón chino en que se convertían los ex, según una de sus expresiones más repetidas. Ahora en el Reino Unido se ha roto la tradicional regla, el primer ministro Rishi Sunak acaba de incorporar a su gobierno como ministro de Asuntos Exteriores a David Cameron, primer ministro del Reino Unido desde 2010 a 2012. Un hombre considerado de centro, equidistante de los radicalismos y de las posiciones extremas.

El nombramiento de Cameron forma parte de una estrategia más amplia y ambiciosa; a primera vista, parece un sencillo movimiento de ajedrez y sin embargo se trata de un hábil movimiento de Sunak para sobrevivir políticamente. El nuevo responsable de la diplomacia británica es todavía joven. Tiene 57 años y ya ha entrado en la historia, pero sigue en la política activa. Un hombre se confunde gradualmente con la forma de su destino; a la larga un hombre es, sus circunstancias, como ya señaló nuestro Ortega y Gasset, en una reflexión feliz.

Cameron con su rostro redondo de luna llena o pan de levadura aporta solidez y seguridad a la hora de aportar equilibrios en un paisaje internacional tan convulso y sangriento. Para poder incorporarse al gobierno, según la norma británica como no es parlamentario, tendrá que ser nombrado miembro de la Cámara de los Lores. Un trámite sencillo.

Este novedoso movimiento de nombres en el Gobierno de Sunak se hace por razones de conveniencia electoral y eficacia de Gobierno. El próximo año se celebran elecciones generales y los últimos sondeos dan a los laboristas una ventaja entre 15 y 20 puntos sobre los conservadores. La mayoría de los analistas atribuyen la caída de los conservadores a la deriva ultraderechista de los torys. De ahí esta remodelación que trata de poner un paracaídas a la caída libre del Gobierno conservador. Para hacerle hueco en exteriores al ex “premier”, Sunak destituyó a la musa del ala derecha radical (ultraderecha de libro) Suella Braverman como ministra del Interior y trasladando a esa cartera al actual ministro de Exteriores James Cleverly, de 54 años. Con este movimiento saca del Gobierno el rostro mas radical y estridente del Ejecutivo y retira a la competidora mas fervorosa para disputarle el puesto.

Al llegar a este punto nos preguntamos ¿quién es la señora Braveman?. Es una tenaz opositora contra la emigración, a pesar de que desciende de emigrantes, el padre de Kenia y la madre de Isla Mauricio. A esta abogada de profesión, la adornan todos los tics reaccionarios, encabeza el movimiento del Partido Conservador para que el Reino Unido abandone la Convención Europea de Derechos Humanos. Es la autora intelectual de haber anclado en las costas del Canal de la Mancha un barco para refugiados, pero lo que colmó la paciencia del Primer Ministro fue el artículo que publicó en el diario The Times, en el que acusa a Scotland Yar de tener un doble rasero a la hora controlar y reprimir a los manifestantes que salen a la calle en defensa de los palestinos o de los israelíes. Calificó a los activistas propalestinos como sembradores de odio, tachando sus manifestaciones como antisemitismo y simpatizantes con el terrorismo islamista. Estas acusaciones irritaron profundamente al jefe de Policía de Londres, Mark Rowley, a los laboristas y a una buena parte de los diputados conservadores, a otros no, por supuesto. Se calcula que unos 50 diputados conservadores seguirían a la exministra Braverman en el caso que decidiera disputarle a Sunak el liderazgo del partido. Dicen que está en eso. Una mujer tan impulsiva como ella no se quedará quieta.

Esta basculación del Partido Conservador hacia la ultraderecha no es nueva, quedó patente en la conferencia anual celebrada en Manchester entre los días 1 y 4 del último octubre. Esa conferencia estuvo dominada por los posibles sucesores de Sunak, teniendo como fondo el murmullo derechista que suena entre los notables del partido. Las verdaderas estrellas de ese encuentro fueron: la exprimera ministra, Liss Truss, destituida por su desastrosa gestión, la radicalísima Braverman, diciendo que la pobreza y la indigencia eran unas opciones de vida y que no había que contrariarlas y Nigel Farage, fundador y activísimo líder del partido de extrema derecha UKIP que duda que los tory sean un partido verdaderamente conservador. El radicalismo ultraderechista está haciendo mucho ruido en Londres en estas ultimas semanas. Los ultras de la organización fascista English Defence League se mutiplican en algaradas a largo del Reino. Hay miedo. No cabe duda de que con la entrada de David Camerón en el Gobierno y la salida de la belicosa Baverman, el ejecutivo de Sunak proyecta una imagen más centrista, aunque el regreso de Cameron a la primera fila de la política activa ha sido recibido con división de opiniones. El portavoz laborista de política exterior ha dicho: “David Cameron fue un primer ministro desastroso. Su nombramiento es el último acto de desesperación de un Gobierno vacío de ideas y talento.” El periódico Daily Telegraph, heraldo del euroescepticismo escribe: “El nombramiento de Cameron es un regreso al pasado”. Por su parte los más moderados aplauden el retorno, mientras ex miembros del gobierno de Boris Johnson como la diputada Andrea Jenkins escriben: “La única persona con un par de pelotas para decir la verdad sobre el escandaloso estado de las calles y el doble rasero de la política es la ex ministra de Interior Braverman. Su mano dura contra la emigración y contra las aberrantes políticas de genero son caminos a seguir.”

La pregunta que se respira en los cenáculos políticos del país es si Braverman se atreverá a salir del partido formando una formación claramente ultra por la derecha. La mayoría de los analistas no descartan ese desafío como ocurrió en España con Vox. Siempre hay un más allá en el pensamiento radical derechista. El acordeón tiene acordes insospechados por ambos extremos.

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