Opinión

Ucrania y Polonia, la crisis del trigo

El polaco Mateusz Morawiecki, con Zelenski.
photo_camera El polaco Mateusz Morawiecki, con Zelenski.

El enfado de los gobernantes polacos tiene explicación, el grano de Ucrania es mas barato que el polaco

Puede decirse que los apellidos de Ucrania son trigo y grano. Desde hace siglos el trigo es la riqueza y el símbolo del país. En tiempo de los zares, Ucrania era el granero del imperio, en los años del comunismo, Ucrania fue el granero de la URSS y en los últimos años fue el pulmón alimenticio de los países subdesarrollados.

El trigo modula y le da color al paisaje ucraniano. Los primeros meses del nacimiento de las cosechas; las interminables llanuras del país son un denso paisaje verde, sin horizontes; después, en verano, el verde se trasforma en un amarillo dorado. Cambia el tapiz verde de los primeros meses por el reluciente oro de las espigas.

Desde el 24 de febrero de 2022 en que comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania, las cosechas decayeron, son muchos los brazos que abandonaron el puño de los arados y el volante de los tractores para empuñar las armas. Una tragedia. El país que apoyó sin reservas a Ucrania desde el comienzo de la agresión por Rusia fue Polonia. Son muchas las razones históricas que explican este apoyo. Los polacos siempre vieron a Rusia como una amenaza trágica y opresiva. En el fondo al apoyar al gobierno de Kiev, piensan que se defienden a si mismos de un hipotético zarpazo del tradicional enemigo.

Por eso sorprendió tanto, la declaración del primer ministro polaco Mateusz Morawiecki el pasado 20 de septiembre, anunciando que Polonia dejaba de enviar armas al gobierno de Kiev. Un duro revés para Zelenski. Según el círculo alemán de reflexión y análisis Kiel Institute que cuantifica la ayuda de los aliados de Ucrania desde el principio de la guerra. El Instituto Kiel sitúa a Polonia en el sexto lugar en transferencias de armas, además de una ayuda de 3 millones de euros. La ayuda económica más alta con 42 millones de euros es la de Estados Unidos, seguido de Alemania con 17 millones, el Reino Unido con 6 millones y medio y los Países Bajos con 2 millones y medio. Aparte de esta ayuda, Polonia también es un gran suministrador de blindados al ejército ucranio. Es cierto que la mayoría de estos blindados son de la época soviética, por eso menos eficaces, pero tienen la ventaja de que los soldados ucranios conocen el manejo y no necesitan instrucciones especiales como los que le facilitan otros países occidentales como el Reino Unido, los Estados Unidos o Canadá. Varsovia entregó al ejército de Kiev alrededor de 300 carros de combate T-72 y PT-71 y aparte otros 300 vehículos de infantería BWP-1 y KTO Rosomak. Polonia fue también uno de los pocos países que entregó aviones a Ucrania para que pudiera defenderse de las crueles incursiones rusas en cielos ucranianos. Con ese fin, le facilitó 14 aviones de combate Mig-29 y 12 helicópteros de ataque. Desde las primeras horas de la invasión Polonia les facilitó municiones y piezas de recambio necesarias para resistir el día a día en los frentes de combate. También Polonia puso a disposición de su vecino campo de entrenamiento con instructores de la OTAN. Con estos precedentes no es extraño que sorprendiera sobre manera el hecho de que el primer ministro polaco anunciara la suspensión de la entrega de armas a Kiev, aunque seguirían cumpliendo los contratos firmados hasta el momento.

¿Cuál es el motivo para que el gobierno polaco rompiera de una manera tan brusca sus fraternales relaciones con Ucrania? La respuesta es simple: los cereales. El pasado día 15 de septiembre como estaba previsto y programado, la Comisión Europea levantó la prohibición de la exportación de cereales por parte de Ucrania a cinco países de la Unión Europea (Polonia, Hungría, Slovaquia, Rumanía y Bulgaria). Una ola de indignación agitó el campesinado de esos países, principalmente en Polonia y Hungría y sus gobiernos decidieron evitar la aplicación de la norma europea, rompiendo las reglas del mercado único. El presidente polaco, Andrzej Duda, gran amigo de Zelenski, apoyó sin fisuras a su primer ministro sembrando el lógico desconcierto general.

El monumental enfado de los gobernantes polacos tiene una explicación, el grano importado de Ucrania es mas barato que el polaco y los agricultores temen el hundimiento de los precios. El hecho de que el próximo día 15 de octubre se celebren elecciones generales en Polonia multiplica el enrarecido clima de tensión. Tanto los políticos de Bruselas como los dirigentes de Kiev tratan de limitar los desgastes de la decisión. Por el contrario, en Polonia, el malestar y la rebelión de los agricultores aumenta. El partido Derecho y Justicia, (PIS) conservador y nacionalistas que gobierna actualmente en Polonia tiene posibilidad de renovar mandato si sus bases rurales le apoyan, de ahí el monumental enfado por la decisión de los burócratas de Bruselas, así les llaman a los de la Comisión. La campaña se está desarrollando en un clima de tensión envenenado. Los del PIS atacan sin piedad al antiguo primer ministro Donald Tusk, ahora jefe de la oposición, acusándole de estar a sueldo de Berlín.

Pero no solo el partido ultraderechista Derecho y Justicia que gobierno Polonia desde 2015 teme una caída electoral en las zonas rurales en donde tiene el macizo de sus apoyos por el conflicto del grano. Ahora también teme perder por la aparición en el paisaje político un nuevo partido situado a la derecha de la ultraderecha. La creme de la creme derechista. El nuevo partido se llama Konfederacja. En la verbena de la campaña electoral para las elecciones del próximo día 15 de octubre, brilla con notable fuerza. Konfederacja es la ultraderecha destilada, alcohol puro. Está radicalmente en contra de la Unión Europea, grita que los de Bruselas tratan de succionar los poderes de Varsovia, hablar de una confrontación abierta con Ucrania a la que acusan de querer arruinar a los agricultores polacos. Se oponen sonoramente en contra del aborto, acusan a la Unión Europea de derivar hacia el federalismo y de proteger los derechos del gruoo LGBTQ, a quienes consideran enfermos peligrosos, negacionistas del cambio climático, activistas en contra de las vacunas, calificaron los confinamientos por el covid-19 de “segregación sanitaria”. Unas verdaderas joyas del pensamiento Neandertal.

Te puede interesar