Opinión

UN 'BANCO' DE INNOVADORES

Feijóo ha obtenido mayoría absoluta, pero para salir de la crisis todos los esfuerzos son pocos y cada uno ha de aportar su grano de arena; yo, modestamente, aporto el mío. Ahora que está de moda el banco malo, propongo un “banco” supersolvente: el “Banco de los Innovadores”. Mientras Cataluña está inmersa en una aventura independentista y Euskadi en otra de nacionalismo a tope, Galicia debe dedicar esta legislatura a la innovación, porque esa es la “base sólida” para salir de la crisis. Días pasados Ángela Merkel ofreció Alemania a los jóvenes españoles para que puedan trabajar. Es de agradecer su generosidad, pero no nos equivoquemos, Alemania aprovechará la generación española mejor preparada, y además gratis, porque quien los ha formado es nuestro país. Evidentemente, mientras estos jóvenes, entre ellos los gallegos, no tengan trabajo en su tierra tendrán que buscarlo donde lo halla.

Si partimos de que están muy preparados, surge esta pregunta: ¿que oportunidades laborales tienen estos jóvenes cuando acaban sus estudios?. Mi respuesta es: ¡muchos, la nada!. Lamentable. Las oportunidades de trabajo tardarán en volver porque la propia dinámica de las medidas adoptadas, ahora refrendadas mayoritariamente por los gallegos, requieren tiempo para que den resultado, pero mientras, ¿que hacemos? Pues poner los medios para que los jóvenes puedan desarrollar su facultad de innovación. Se habla mucho de ayudar a los emprendedores, pero antes hay que promocionar la innovación, porque innovar (según el diccionario de la RAE es “mudar o alterar las cosas, introduciendo novedades”) es el valor añadido de la economía y no hay verdadero emprendimiento si no se basa en la innovación. Subvencionar o ayudar económicamente a los emprendedores está muy bien, pero si la empresa no aporta algo nuevo difícilmente sobrevivirá.

Y, ¿donde están los innovadores?, pues en toda la sociedad (colegios, universidades, empresas o alguien con una idea). Les pongo un ejemplo de innovador: Joseph Paxton, jardinero inglés, especializado en construcción de invernaderos, ideó el Crystal Palace para albergar la World Exhibition de Londres (1850/1851), basándose en los invernaderos que el mismo diseñó y construyó a base de elementos prefabricados de vidrio y metal, y con ello ganó el concurso de ideas que se había convocado para su construcción, que después fue la base de la arquitectura actual. Pues bien, cuando un estudiante, un trabajador, un profesional o un ciudadano tiene un proyecto o una idea, ha de saber que en Galicia hay un “Banco de Innovadores” que le va a apoyar. Y, ¿en que consiste ese “Banco de Innovadores”?, pues en crear una interrelación entre innovadores, Xunta y empresas, de tal manera que el “banco” crearía, por un lado, un registro de innovadores y la idea o proyecto asociado a cada uno, y por otro, un registro de empresas interesadas en que se les comuniquen las ideas y proyectos de los innovadores registrados. El “banco” tendría así conocimiento de los innovadores existentes en Galicia y más allá de Galicia, podría hacer un seguimiento de los mismos, de sus ideas o proyectos y de sus posibilidades de aplicación empresarial, industrial y científica, facilitaría a los innovadores el asesoramiento necesario y los pondría en contacto con las empresas registradas del sector en el que se podría aplicar la idea o proyecto. Por supuesto protegiendo los derechos de autor.

Y, ¿cómo lo concretamos?, pues a través de una Fundación, una Dirección general o dándole la vuelta a la Ciudad de la Cultura y convirtiéndola en la “Ciudad de la Imaginación y la Innovación”. Y, ¿cuánto nos cuesta esto?, probablemente muy poco, porque se trataría de redefinir partidas presupuestarias. Y, ¿quién tiene que liderar este proyecto?, la Xunta, apoyada por la mayoría de los gallegos. Lo dicho, un Banco de Innovadores que podría llamarse “Galicia Innovatio” en latín, o si lo prefieren en gallego “Galicia Innovación”, e incluso en inglés “Galicia Innovation”. Si un jardinero inglés fue capaz de idear el Crystal Palace y revolucionar la arquitectura, ¡qué no podremos idear los gallegos que, como mínimo, somos tan inteligentes como los ingleses!

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