Opinión

DAVOS Y 'LA MONTAÑA MÁGICA'

Davos es una ciudad Suiza construida en plenos Alpes a una altura de unos 1.500 metros, muy cerca de Alemania y Austria. En ella se celebra el llamado Foro Económico Mundial, en el que se reúnen, año tras año, los 'poderosos' del mundo para analizar el estado de la economía y buscar soluciones a los problemas que nunca acaban. Mucho antes de que Davos se hiciera famosa por la celebración de este foro, el escritor alemán Thomas Mann (1875-1955, premio Nobel de Literatura en 1929), situó en ella y en un sanatorio ubicado en la ladera de una de sus montañas el escenario de su novela 'La montaña mágica', escrita en el año 1924 y que yo leí un tranquilo y apacible verano de hace algunos años.


No se trata de un best seller trepidante al uso actual, de esos que se dice que tienes que leer de un tirón. Lo primero que me llamó la atención fue que en el título de la novela el autor utilice la palabra 'mágica' para referirse a la montaña. Sólo después de leerla creí haber intuido por qué la montaña es mágica, y así se lo expongo al final de esta columna. La novela es considerablemente extensa -aunque no se me hizo larga-, pausada, reflexiva, llena de contenido, dulzura y humanidad. En ella, Thomas Mann, profundo conocedor de la psicología humana, va describiendo la personalidad de sus personajes y el ambiente en el sanatorio y el pueblo de Davos. El hilo conductor es la presencia permanente de la enfermedad (tuberculosis) que todos tratan de curar acudiendo a la montaña. Los enfermos y la enfermedad son internacionales, los hay de Alemania, Holanda, Italia, Rusia? Los pacientes, todos de clase media alta, tratan de someterse a la rutina y la severidad del tratamiento, pero, eso sí, manteniendo y aparentando el glamour que ha envuelto sus vidas y que exhiben en el comedor del sanatorio, al que bajan desde sus habitaciones arreglados con sus mejores galas y en donde mantienen interesantes conversaciones y tertulias que animan y envuelven su estancia y disimulan la enfermedad. Es el ambiente de la dignidad y la superación ante la adversidad y la fragilidad de la vida.


De vez en cuando alguno de los enfermos parece curarse y regresa a su país, pero irremediablemente, más pronto que tarde, todos vuelven a la montaña mágica que, en el fondo, añoran porque representa el aire limpio, la serenidad, la compañía y la distancia con los problemas del día a día. Cuando leí esta novela pensé que Thomas Mann era un visionario y que el Foro Económico Mundial tiene algo de sanatorio al que acuden todos los años los actores de la economía mundial, permanentemente enferma, para reflexionar, respirar aire puro, observar la realidad (o su realidad) desde la distancia, establecer un tratamiento a seguir y al mismo tiempo disfrutar del glamour que siempre acompaña a los poderosos del mundo y que les hace creer, después de la sesión anual en Davos, que han encontrado la terapia económica que todo lo arregla, sin darse cuenta de que año tras año, irremediablemente, vuelven a la montaña mágica a buscar, otra vez, la solución para nuevos o viejos problemas.


Como les dije, sólo después de leer la novela intuí que la palabra 'mágica' hace referencia a la ilusión (propia de la magia) de superar la enfermedad o los problemas económicos. Davos sigue siendo una montaña con algo mágico que crea en los poderosos la ilusión de que son capaces de solucionar los problemas del mundo, aunque yo prefiero, sin dudarlo, la ilusión, la alegría y la humanidad de los personajes de 'La montaña mágica' de Thomas Mann.

Te puede interesar