Opinión

Justicia digital

El título de este artículo se refiere a la tecnología digital aplicada a la administración de Justicia, no a que la Justicia se reparta a dedo, como me indicaba el otro día un avispado observador. Los que llevamos bastantes años en esto de la abogacía hemos visto la evolución experimentada, en los últimos treinta años, en el funcionamiento de los tribunales, los procuradores y los letrados. Antes los juicios civiles eran casi todos por escrito y las pruebas se practicaban ante un oficial que recogía las declaraciones a máquina, introduciendo en el carro tres folios con sus correspondientes papeles de carbón de calco, cosiendo después con cuerda –literalmente- el original a los autos. Todo era lento, sin prisa y como muy casero.
Poco a poco empezó a modernizarse la administración de Justicia con la aparición de las máquinas de escribir eléctricas y posteriormente los ordenadores, que al principio se utilizaban como máquinas de escribir –con memoria de formularios- porque no había conexión a internet. El trabajo de los jueces y abogados se basaba entonces en la consulta de los tomos de legislación y jurisprudencia, uno a uno, en una labor de estudio lenta y pesada. Hasta que con los ordenadores aparecieron las primeras editoriales que sacaron las bases de sentencias y el ordenamiento jurídico en CD y después en DVD. Cuando contraté por primera vez la suscripción a un DVD de legislación y jurisprudencia –que enviaban por correo una vez al mes- me pareció un gran avance, ahora me parece muy anticuado y poco práctico.
Los juicios también fueron cambiando y han pasado de ser totalmente escritos a ser orales, en presencia y con la inmediatez del Tribunal. Incluso ahora se graban las vistas y se facilita copia a las partes. Pero la gran revolución de la administración de Justicia no se puede producir más que con el acceso generalizado de los profesionales y los ciudadanos a las redes sociales (internet, whatsApp, sms, etc.). Y ese acceso ya se produjo. Así que ahora ya no hay impedimento alguno para que la Justicia dé el gran salto adelante y se convierta en la propia del siglo XXI. Que esto es posible lo demuestra la evolución que han experimentado en los últimos años la Agencia Estatal de Administración Tributaria (Hacienda) y la Seguridad Social, donde han desaparecido la mayoría de las declaraciones en papel y se han sustituido por declaraciones y resoluciones digitales, con sus correspondientes certificaciones.


Pues bien, el Ministerio de Justicia acaba de anunciar que en otoño se pondrá en marcha la “sede judicial electrónica” que permitirá a cualquier persona consultar el estado de tramitación de su caso las 24 horas del día, los 7 días de la semana, o la generalización de la aplicación “Lexnet” que permitirá que los operadores jurídicos (procuradores y abogados) reciban información de un procedimiento en sus móviles. Aunque el gran reto de la Justicia es llegar a lo que se llama “papel cero”, mediante la implantación del expediente digital, es decir, que se acabe el papel en la presentación de demandas, contestaciones, notificación de resoluciones, etc. Y para ello se ha establecido que a principios del 2016 será obligatoria la comunicación electrónica entre los juzgados y las partes a través de sus representantes procesales. En fin todo un reto, que acabará con la típica imagen de armarios, archivadores, mesas, sillas, y a veces el suelo, llenos de expedientes.
Es cierto que la Justicia es lenta, pero esto no quiere decir que no se mueva. La evolución en los últimos 30 años ha sido sin prisa pero sin pausa, esperemos que a partir del 2016 su velocidad sea digital, porque la Justicia que no se imparte a su debido tiempo es menos Justicia.

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