Opinión

Una selectividad finiquitada

La semana pasada se han celebrado en España las pruebas de selectividad para el acceso a la universidad. Es esta una prueba que, si no me equivoco, comenzó allá por el año 1975. Yo la hice en el año 1977 en Santiago de Compostela, a donde nos desplazábamos todos los estudiantes de Galicia, saliendo de Ourense el mismo día a las siete de la mañana y regreso al terminar. De aquellas bastaba con aprobar y después elegías carrera sin problema alguno.

La prueba se sigue llamando selectividad, pero entiendo que este nombre ya no tiene sentido, porque teniendo en cuenta que aprueban, aproximadamente, el 95% de los estudiantes, uno se pregunta, ¿qué es lo que se selecciona? Más bien se trataría de una oposición, compiten los alumnos entre ellos por obtener la mejor nota posible para poder acceder a la carrera que ellos elijan, sin que prácticamente ninguno quede fuera de la universidad. Esta prueba carece además de objetividad porque aun siendo el mismo formato para todos, su contenido no es el mismo, en unos lugares puede ser más fácil y en otros más difícil. Por ejemplo, he leído estos días que en Cataluña ha caído un tema que consistía en desarrollar el golpe de Primo de Rivera y el golpe de 1934 (supongo que se referirá a los sucesos de Asturias de ese año). En fin, uno se pregunta si en un tema tan politizado como éste puede haber objetividad, y por lo tanto habrá que plantearse si se debe permitir en la prueba un tipo de pregunta tan subjetiva. Por el contrario, en esta misma comunidad los alumnos que se examinaron de matemáticas -materia objetiva por excelencia- salieron perplejos del grado de dificultad del examen, lo cual sin ser criticable, sí plantea la duda de si, a pesar de ser objetivo el resultado, el grado de dificultad en otros lugares es el mismo y, de no ser así, si se ha perdido entonces la equidad, es decir, si esto es o no justo.

Tal vez la solución sería que los exámenes fuesen tipo test o se planteasen de forma que su resultado sea lo más objetivo posible. Una idea sería que el examen fuese el mismo para todos los alumnos de España y que se celebrase a la misma hora. De esta manera nos evitaríamos muchos problemas e injusticias. En un examen de este tipo lo que tiene que hacer el alumno es demostrar sus conocimientos en plena e igual competencia con sus colegas y sin dejar margen a la discrecionalidad en el planteamiento y en su dificultad. No creo que eso sea difícil de llevar a cabo teniendo en cuenta que el número de estudiantes que se presentan en España a la selectividad ronda los 200.000. Dirán ustedes, son muchos para organizar un solo examen común, y yo, como decía Castelao en alguna de sus viñetas, les contesto: “asegún” como se mire. ¿Saben ustedes cuantos estudiantes se presentan en China a la selectividad, allí llamada “gaokao”?, pues unos 10.000.000 cada año y lo organizan en el mismo fin de semana, cortando calles al tráfico, prohibiendo bailes nocturnos e incluso en Pekín adoptan medidas antiterroristas, todo para que nada interfiera en el examen y la tranquilidad de los estudiantes. Incluso para que no haya filtraciones los exámenes se custodian bajo fuertes medidas de seguridad y se transportan en coches blindados, no vaya a ser que se monte la marimorena si a algún caco despistado se le ocurre robar los cuestionarios. Así que si en China lo hacen yo creo que aquí podemos ponernos de acuerdo y hacer un examen único para toda España, el mismo día, a la misma hora y lo más objetivo posible, y sin necesidad de cortar calles al tráfico ni prohibir al resto de la población que se divierta. Es sólo una idea.

Te puede interesar