El otro día vi en televisión un anuncio en el que un padre de familia le pregunta al novio de su hija en que va a trabajar en el futuro y este le responde, más o menos, que 'en este tema quiero ser transparente y actuar con el máximo rigor'. Antes estas palabras el padre, sin esperar el final de la respuesta, reacciona diciéndole a la abuela por lo bajines, 'ya sabía yo que esta iba a acabar con un político'. La verdad es que al oírlo me dio la risa, porque realmente es ingenioso.
Pero con independencia de que sea ingenioso el anuncio, transmite un mensaje y es la falta de contenido que en política han llegado a tener las palabras 'transparencia' y 'rigor', que se entienden ya como todo lo contrario de lo que realmente significan. Si algún político dice que va a actuar con transparencia y rigor la gente piensa que va a ocurrir todo lo contrario, es decir, que no nos vamos a enterar de nada y que el rigor brillará por su ausencia. La pregunta entonces sería: ¿está justificada la desconfianza de los ciudadanos en la clase política? En mi opinión sin duda alguna. Ahora bien la clase política no es sinónimo de ciudadano dedicado a la noble tarea de la política. Y ustedes se preguntarán: ¿cuál es la diferencia? La diferencia está en el político que dice que va a actuar, o sobreactuar, con 'transparencia' y 'rigor' y no lo hace, y el político que no lo dice pero lo hace, sin sobreactuar.
Tal vez no se lo crean, pero conozco algunos políticos que me merecen el máximo respeto porque, con mayor o menor acierto, actúan con buena fe y honradez y hasta donde los dejan. La diferencia está en que el novio de la hija de familia, para decir que va ser político, diga 'en este tema quiero ser transparente y actuar con el máximo rigor' o diga simplemente 'quiero ser político'. Lo primero suena a marear la perdiz y lo segundo suena mucho más autentico. En el anuncio televisivo el novio de la niña hubiese ganado mucha credibilidad ante su futuro suegro si hubiese dicho: 'quiero ser político'. En definitiva, menos palabras y más hechos, porque en estos cree la gente. La transparencia y el rigor, como el caminar, se demuestran andando.
