Opinión

Ucrania

La primera vez que oí hablar de Ucrania fue hace muchos años, en la época de la URSS, cuando se decía que era el granero de Rusia porque sus tierras negras producían mucho trigo. Después leí una novela de Frederick Forsyth titulada “Odessa”, principal puerto comercial de Ucrania, cercana a la península de Crimea, en la que, como se sabe, está la base de la fuerza naval rusa (antes soviética) de Sebastopol, también llamada la Flota del Mar Negro. La importancia de este mar, como ruta de acceso para la armada Rusa, queda fuera de toda duda cuando al leer la historia de la primera y segunda guerras mundiales se comprueba que en ambas se combatió denodadamente por el control del estrecho de los Dardanelos, que une el mar Egeo con el Negro, por el que circulaban los barcos de guerra otomanos (en la primera) y los alemanes (en la segunda).

Solamente con estos datos sobre Ucrania -granero de Rusia, base de una de sus flotas navales estratégicas y acceso marítimo al mar Mediterráneo– se llega a la conclusión de que el problema surgido en este país es muy serio para Rusia y que Putin no va a ceder; es más, si lo hiciera seguramente se le consideraría un traidor a su patria. Así que fue surgir el problema de la destitución del Gobierno títere de Ucrania -controlado por Rusia- y este país se anexionó la península de Crimea en un tiempo récord, ¡quince días! Eso sí, previa organización de una pantomima de referéndum. A esto se le llama eficacia rusa y no a lo que hicieron los Estados Unidos en Iraq, donde tuvieron que dar todo tipo de explicaciones para justificar la invasión, alegando que existían armas de destrucción masiva que en realidad no existían; que Sadam Husein había gaseado a su pueblo (lo que sí fue cierto), o que había invadido Kuwait (que también fue cierto). Cuando el ejercito USA invadió Iraq, Rusia y parte de Europa pusieron el grito en el cielo diciendo que todo era ilegal y antidemocrático, y realmente lo fue, pero ahora Rusia no es que haya invadido Crimea, es que simplemente se la ha arrebatado a Ucrania de un plumazo y sanseacabó.

Saben los rusos perfectamente que ni Europa ni Estados Unidos se van a embarcar en una guerra. Los europeos porque ya quedamos escaldados de tanta guerra durante miles de años de historia y sabemos lo que es organizar y sufrir un par de guerras mundiales, nada menos, o lo que es meternos en la guerra de la antigua Yugoslavia para que al final cada zona étnica acabase formando su nacioncita independiente. Además Europa teme que los rusos corten el suministro de su gas y que los centroeuropeos se mueran de frio, ¡hasta ahí podíamos llegar! Los Estados Unidos impondrán sanciones económicas a Rusia, especialmente a los amigos de Putin, y como máximo mandarán algunos barcos de su Sexta Flota –de patrulla permanente por el Mediterráneo- a observar desde lejos lo que ocurre por aquellos lares, o desplazarán algunas tropas a los países de la OTAN vecinos de los rusos. Iniciar una nueva guerra a las puertas de Europa contra Rusia sería una verdadera locura, así que habrá una pequeña “guerra fría”, más bien una “guerra económica”, entre EEUU y Rusia, en la que Europa participará pero procurando siempre que la cosa no vaya a mayores. Vamos, que Ucrania ya ha perdido parte de su territorio –Crimea– y ahora falta por saber si también perderá las regiones rusófonas del este o Rusia detendrá la anexión. El resto seguirá siendo Ucrania convertida en un país protegido por la Unión Europea. Lo que hay que evitar es que haya una guerra civil en Ucrania.

En fin, cuanta más experiencia se tiene menos se está dispuesto a meterse en muchos líos, aunque ello no quiere decir, ni mucho menos, que lo que ha hecho Rusia sea de recibo. Está claro que a Rusia le falta mucho para asemejarse a la vieja y sabia Europa.

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