Opinión

VIDA EXTRATERRESTRE

Para mí, esto de la vida extraterrestre siempre estuvo claro y, además, tiene dos sentidos claramente diferenciados. En un primer sentido, que probablemente sería el más interesante y el menos estudiado, la vida extraterrestre debería entenderse como la posibilidad que los terrícolas tenemos de evadirnos (aunque solo sea durante el rato que leen este artículo) de los problemas materiales que existen en nuestro planeta. Si los humanos tuviésemos unos ojos superpotentes, capaces de elevarnos por encima de la estratosfera, de penetrar las distancias siderales y contemplar sin prisa y con detenimiento el universo, tal vez veríamos nuestros problemas con otra perspectiva que, probablemente, nos conduciría a no creernos el ombligo del mundo y a ser más solidarios. Es decir, en el primer sentido, la vida extraterrestre sería nuestra propia actitud para evadirnos de la vida terrestre, por lo que la existencia de dicha vida extraterrestre solo depende de nosotros mismos y quedaría plenamente demostrada. ¡Que lío! En el segundo sentido, por vida extraterrestre se entiende la existencia de vida en otros planetas del universo, y aquí es donde entran los biólogos, astrofísicos, físicos, matemáticos y demás científicos, además de filósofos y teólogos, que para todos da el tema.


Decía al principio que para mí la existencia de vida extraterrestre está clara. Sin ánimo de dármelas de entendido sino más bien con intención de exponer una lógica de Perogrullo, les explico. Cuando yo estudiaba COU en los Salesianos de Ourense, en la asignatura de cálculo matemático hacíamos el cálculo, valga la redundancia, de combinaciones posibles en una quiniela de fútbol y, creo recordar, nos salían millones de posibilidades. Pues bien, si uno hace ese mismo cálculo sobre los millones y millones de estrellas que hay en el universo, las posibilidades de que en alguno de los planetas que las orbitan exista vida serían, probablemente, enormes. Todo esto viene a cuento porque el otro día leí una entrevista con Jim Adams, subdirector de Tecnología de la NASA, del que nunca había oído hablar, y que se desplazó a España para participar en el III Congreso de Mentes Brillantes celebrado en Madrid, en la que decía que él imagina la vida extraterrestre como una vida microscópica. Al preguntarle si encontraremos vida en Marte, contestó literalmente: 'Bueno, tengo una apuesta con mi exjefe, director de Ciencias Planetarias de la NASA, en la que nos jugamos una cena con entrecot', y aclaraba que los dos están convencidos de que sí existe vida microscópica en Marte, pero que como alguno tenía que apostar a que no existía, pues le toco a él y que, en el fondo, esperaba pagar la cena.


Después de leer dicha entrevista pensé que mis humildes razonamientos no son tan descabellados cuando dos gigantes de la NASA apuestan un entrecot a que existe vida en Marte, y además estando los dos convencidos de que sí existe, lo cual es hacer 'trampa' y demuestra que buscar vida extraterrestre está muy bien pero que cualquier disculpa es buena para comerse un entrecot. Esto me ha llevado a ratificarme en mi concepción primaria de que la vida extraterrestre, bien entendida, está aquí, en la Tierra, y es la que podrían descubrir estos dos científicos de la NASA si se animan y celebran su cena en Galicia y, antes del entrecot, se toman una centolla y unos camarones, acompañado de un albariño y, al acabar, escuchan la 'Rianxeira'. Podrían llegar a descubrir que hay una canción que asevera que? 'hay un gallego en la Luna?', lo cual les dejaría claro que la vida extraterrestre no solo puede ser microscópica sino también macroscópica, muy inteligente y con algo de retranca, lo cual es toda una innovación y un toque de distinción en el universo. Al fin y al cabo si aplicas el cálculo matemático a los millones de gallegos que existen, es muy probable que, al menos, uno esté en la Luna. En el satélite? se entiende.

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