Opinión

El confeso José Blanco

Entre los consejos de Luis Aragonés para que la afición no haga caso

a 'esos' -por la prensa- en la polémica de Raúl, las malas

interpretaciones de los medios sobre la las palabras del ministro de

Justicia -naturalmente según el ministro de Justicia y lo que ya de por

sí viene arrastrando el llamado 'cuarto poder'-, solo faltaba que el

numero dos del PSOE se declarase publica y abiertamente seguidor del

grupo PRISA casi en exclusiva.

   -Y, ¿eso es malo?

   No, sólo pintoresco y raro en alguien que, por coherencia,

debería leer todos los periódicos y escuchar al menos un resumen de

todas las radios. Desde mi punto de vista, flaco favor le hace el señor

Blanco al grupo de los Polanco con semejante confesión de lealtad

porque quieras que no, pone en entredicho la afinidad de un Gobierno y

un partido con un grupo de presión tan fuerte como PRISA. ¿Que todos

sabíamos que esto era así? Cierto. ¿Que no hay ningún problema en que

un periódico tenga una línea editorial concreta? Ninguno. ¿Que

santiguarse por estas cosas sería como asombrarse de que el ABC sea

monárquico? Sería. Pero confesarlo tan abiertamente y confesarlo

precisamente ahora que desde el grupo algo se ha dicho y no con mucho

cariño sobre los nuevos visitadores de Moncloa, provoca un cierto

estupor y suena raro y hasta suena mal. Si yo fuera el jefe de PRISA,

habría torcido el gesto, desde luego; pero uno es muy particular y no

voy a pretender que todos sean como yo.

   El caso es que nadie quiere a los medios (salvo el confeso José

Blanco a PRISA) y desde Luis Aragonés al ministro de Justicia se

sienten mal interpretados, mal tratado e incomprendidos. Por eso, digo

yo, ahora se ha puesto de moda que sean los ciudadanos los que

protagonicen las entrevistas y opinen sobre las cosas. Del famoso

'tengo una pregunta' siempre sale un tema polémico: que ZP no sabía lo

que costaba un café, que Rajoy no dijo cuánto ganaba y que Carod se

cabrea cuando le llaman José Luis; tres asuntos, como se puede ver de

alto contenido político y de aún mayor interés social. Sobre el

impresentable -y ciertamente inmoral- juego que unos y otros están

ejerciendo nada menos que el Tribunal Constitucional, ni una palabra.

¿Para qué? Lo diver es ver como se cabrea el abuelo de Esquerra y lo

fácil es anunciar que, si se llega al poder, se va a quitar la

educación para la ciudadanía: qué bárbaro, señor Rajoy, eso sí que es

darle a la cabeza y proponer soluciones imaginativas.

   Pero en eso estamos todos: en llevar o no a Raúl a la selección,

en hacer videos con 'z', en quitar una asignatura pendiente o terminar

cada día el crucigrama de 'El País'. Y no es esto. Si lo del Tribunal

Constitucional les parece demasiado aburrido, que pregunten por ahí por

la Ley de Dependencia y que nos cuenten a fecha de hoy cuantos

dependientes o familiares han recibido un solo euro. Pero eso tampoco

debe importar: total, se vende como si ya estuviera funcionando... Lo

que le preocupa al Gobierno de España es que no me rompa mi maldita

cabeza contra el parabrisas y hasta que desayune cada mañana. Pues

nada, muy agradecido por su interés, Gobierno de España.

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