Opinión

El caballo alado Pegasus

Tanto griegos como romanos utilizaron habitualmente la mitología para explicar el mundo que les rodeaba. Respondían de ese modo a sus dioses del Olimpo, que controlaban los quehaceres diarios de los habitantes de la Antigua Grecia. 

La leyenda de Pegaso quizá sea una de las más recurrentes de la mitología del mundo antiguo. Pegasus, en latín, era el caballo alado de los dioses. Sobre su nacimiento, diferentes escritos de la antigüedad aseguran que era hijo de Poseidón y que fruto de las fuertes corrientes nació en el mar. Para otros, este caballo alado nació en la tierra, fruto de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Lo más extendido, es una mezcla de ambas historias. Dicen que Perseo y su hermano Crisaor nacieron de la sangre de Medusa, derramada muy cerca del mar. Pegaso no era un caballo cualquiera. Su enorme manto blanco, impoluto, sus alas para volar, lo hacían un ser mitológico único. Cuentan los cronistas de la época que el caballo era indomable. Belerofonte, lo intentó y consiguió matar a la Quimera en sus lomos. 

Después, el héroe clásico quiso llevarlo al Olimpo, pero su excesiva ambición  no gustó nada a Zeus que lo castigó poco después, enviando un mosquito para que lo picara, consiguiendo con ello que el caballo se revolviera provocando que Belerofonte perdiera el equilibrio y cayese al vacío, quedando inválido para el resto de su vida y vagando hasta la eternidad. Con esto, Perseo logró volar libre y los dioses lo dejaron en el Olimpo. Era tan querido entre los dioses griegos, que Zeus lo convirtió en una constelación para que fuera eterno. Dicen que una pluma de sus hermosas y largas alas blancas brotó a la Tierra y cayó en Tarso, adoptando la ciudad su nombre. La ciudad natal del apóstol Pablo, donde queda en pie la Puerta de Cleopatra, por la que pasó disfrazada de Afrodita cuando iba ver a Marco Antonio.  

Desde hace unos días hemos conocido al más moderno Pegasus, convertido en un invisible programa israelí, que en este caso da alas a los servicios de inteligencia. Un software para luchar contra el crimen organizado y el terrorismo, aunque en muchas ocasiones se utiliza para espiar a adversarios políticos y mandatarios de otras naciones. Además de poder acceder a mensajes, fotos y demás documentos guardados en los móviles hackeados, este programa también permite espiar en tiempo real a sus víctimas usando sin que lo sepan las cámaras y micrófonos de sus propios dispositivos. De esta forma, se consigue transmitir el audio de sus conversaciones y reuniones privadas con suma facilidad. Hace posible que los espiados estén geolocalizados en todo momento y leer todos sus mensajes, aunque estén encriptados. Se pueden hacer capturas de pantalla, revisar el historial de navegación y acceder a los archivos guardados en las nubes de Google, Amazon o Apple. El padre del nuevo Pegasus es la firma cibernética israelí, NSO. Sus jinetes al parecer son los estados para los que está creado, entre los que tiene pinta de encontrarse el nuestro. Si se demuestra que esta fue la herramienta que el CNI y el gobierno o gobiernos de la nación utilizaron para intentar combatir a determinados líderes políticos sin autorización judicial, se estaría alejando escandalosamente del estado de derecho para acercarse al estiércol, convirtiéndose en Belerofonte, que además ahora que nos han quitado la mascarilla el hedor se haría todavía más irrespirable ante tanta putrefacción.

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