Opinión

EN LOS BORDES DE LA PÁGINA

Al antropólogo le concierne el análisis del sistema cultural que gobierna las relaciones de familia: prohibiciones, matrimonios, mitos, creencias, actividades folclóricas, historias sacras. Pero son los grandes escritores, los maestros en la fijación de tales códigos. Acumulan, transforman, representan y comunican tales energías sociales y sus prácticas en variedad de representaciones literarias. El criticismo cultural, su poética, indaga esas voces, apenas oídas, que el texto no delata en su primera lectura. En el discurso académico se ventila de qué manera el discurso literario está ligado con otros discursos y con otras prácticas interdisciplinarias: elementos sociales que forman y conforman la subjetividad individual y la colectiva; la relación entre el código lingüístico, el literario, el social, el histórico.


Los llamados 'Nuevos historicistas', al estilo de John H. Elliott (Haciendo historia), realzan las nuevas formas de leer históricamente. Éstas reorientan u organizan el eje clave del texto en cuestión, alternando lo que era la evolución diacrónica de la historia por la sincronía del texto dentro de un sistema cultural; la combinación formal de análisis con el contexto del que emerge. El texto se establece en continuo y cercano diálogo con otras instituciones y prácticas culturales. Hasta ahora, en los estudios del Renacimiento, prevalecía el análisis retórico acompasado con la historia de las ideas: géneros, convenciones, tradición literaria, motivos, e incluso temas prevalentes, con énfasis en los topoi, pero abstraídos de sus matrices sociales. El alemán Ernst R. Curtius con la argentina María Rosa Lida fueron grandes maestros en este quehacer literario, siguiendo el hilo de un tópico (por ejemplo, el 'amanecer literario'), desde la Antigüedad hasta los siglos XVI y XVII.


La nueva corriente, el llamado criticismo histórico, rehúye el excluir la problemática que se establece entre historia y literatura, texto y contexto. Destaca en este sentido Fredric Jameson (Duke University), cuyas monografías han tenido gran impacto en los estudios culturales de la China actual. Su Postmodernism and Cultural Theories se ha convertido en el vademecum de su afluente capitalismo. El estudio de las nuevas corrientes culturales viene abanderado por el nuevo capitalismo global y neoliberal. El investigador, dentro del campo de las Humanidades (literatura, sociología, historia del arte) , cuestiona la relación entre la práctica cultural y los procesos sociales, económicos y políticos. Y hasta qué punto la subjetividad es un elemento que se constituye socialmente. Es decir, la historicidad de un texto corre paralelo con la historia que lo ubica.


Ésta se basa en las modalidades de escritura que incorpora, teniendo en cuenta que un acceso total y completo al pasado se llega a través de una serie de huellas textuales presentes en la sociedad bajo estudio; la diferencia que Hayden White establece entre historias textuales y la Historia que éstas exhiben (Metahistory). Porque leer y escribir son actos eminentemente sociales. Implican, de acuerdo con el catedrático de Harvard Stephen Greenblatt, quien acuñó el término cultural poetics, el estudio de una colección de prácticas culturales y las relaciones que se establecen entre sí. Éstas cambian, se alteran, se mueven de un medio a otro, y como las fronteras, se diferencian y se incorporan como modalidades de expresión. De ser así, el texto literario se convierte en un espacio de inquisición cultural; modela identidades y conductas en ese espacio común y temporal de géneros y modalidades de escritura.


Todo texto literario es también una gran herramienta educativa. Lo es en infinidad de instancias don Quijote: como soñador, como amo de Sancho, como su siervo, como elegante invitado en el palacio de los Duques, como destronado de su sueño por el caballero de la Blanca Luna, como docto visitante en la imprenta de Barcelona, como fino oyente de su historia en la historia del otro (Avellaneda), y como peregrino amante de un sueño que nunca se cumple; también como docto y sabio a la hora más grave de todos nosotros: el momento de redactar su testamento a un paso de su muerte. Leer el Quijote es saber hablar (discurso de las armas y de las letras) y saber callar, pues 'al buen callar le llaman Sancho'. (Parada de Sil)

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