Opinión

Carta al buen amigo

Llegamos a encontrarnos en el mismo espacio pero en tiempos biográficos distintos. Yo, ya de vuelta a una tierra que se iba difuminando en el olvido, tu, aún perenne, subiendo y bajando las laderas del río, con tus cepas y tus castaños, tu alcaldía y tu Concello a cuestas, gran pedagogo en el Otero Pedrayo, rompiendo el cuerpo con grupo de estudiantes por la Europa central. Y mañana, tarde y noche, la mano en el móvil, escuchando, aconsejando, ordenando, deletreando proyectos, ayudas, subvenciones, mejoras sociales. Y siempre desde el bando contrario demandando lo justo y equitativo para su humilde gran aldea: un Concello que brilla rutilante en la última ladera de la Cabeza da Meda; que abre rutas singulares al senderismo hacia los escalonados bancos de la Ribeira Sacra. Y sube de nuevo, Rego do Coto, bordeando el Cañón sobre el río Sil, atravesando la tímida aldea de Portela, y entre profundos castañales, llega a la ancestral y románica Santa Cristina. Trecho arriba, Castro, y la ruta que se cierra a modo de un mágico círculo: Caxide. Aquí, ya con casa propia, Paco Magide y su Chelo.

Siempre rumiando nuevas iniciativas; casa del cazador en Requian, parroquia de Caxide; casa do povo en Chandrexa y en San Lorenzo, festa da vendimia, seca da castaña, magostos, día das letras galegas, homenajes a figuras ilustres (Pura Vázquez, Rosa Pons, Gloria Ferreiro, Eugenio Priego, Eduardo Prieto Casares, José Elías Ferreiro, José Luis Campo Rodicio). Generosos piscolabis, música y suave mencía. Y ya consagrada convocatoria de micro relatos, que en la última hornada llegaron sus ecos desde La Argentina a La Habana, y desde San Petersburgo al México “lindo y querido”. Un generoso donante (Eugenio Prieto), filantropía de primera línea, ha puesto en relieve la importancia de la imaginación artística. Escribir es también un acto paralelo al leer; ambos un poderoso estímulo a la iniciativa y a la imaginación: poner en valor un espacio sumamente venerado. 

Y no menos la convocatoria anual de fotos que, en nombre del Concello de Parada de Sil, y auspiciada por Camilo Vázquez Pons y su esposa, cuenta ya con exitosas convocatorias. Y con exitosas fotos de paisajes culturales y humanos.

Ya el sabio Confucio advertía que un estado, comunidad o ayuntamiento se arregla del mismo modo que una familia. Nadie puede gobernar la suya sin dar ejemplo. El buen político, escribimos en otra ocasión, se apoya, observaba Aristóteles, en la experiencia basada en las acciones de la vida. Versa sobre ellas. La política no es sólo conocimiento o prudencia; es sobre todo acción social. El buen político resuelve los problemas que repercuten en la vida diaria de los ciudadanos sin perder de vista los proyectos que, a largo plazo, mejoran su calidad de vida. La desidia, la pereza, el “¡deixame estar!” son malas consejeras. Anulan la fluidez continua de información a base de folletos, paneles informativos, bandos, anuncios, escritos en prensa, difusión. A mejor instrucción y conocimiento, mejor decisión democrática y mejor sistema de gobierno.

La política es doctrina y es arte; es sentido común y es gobierno; es búsqueda del bien común y convivencia de acuerdos. Es también simulacro y apariencia, astucia, palabra no cumplida, engaño. El buen político debe ser un visionario: el adalid que actúa movido por una fuerza interior, ultraísta, vocacional; que desempeña su cargo en un afán de servir a los demás y nunca a sí mismo. Que no busca ni ganancia ni beneficio, ni fama ni gloria. Que va a dar y no a recibir; a ayudar y no a aprovecharse; que se compadece del mal ajeno y nunca de sí mismo. Que es unus inter pares. Que es consciente de que el buen gobierno es del pueblo, con el pueblo y para el pueblo (Abraham Lincoln). Que en ver de oír, escucha; en vez de criticar, alaba; en vez de descalificar, disculpa. Que es consciente de que nunca es posible beneficiar y agradar a todos; que el cambio de alianzas se hace siempre en beneficio del bien común. Que el abuso del poder acarrea el descalabro. Y que la prudencia y la benevolencia, y no menos la virtud, son el mejor ejemplo a tener en cuenta. La corroe el insulto, la descalificación, el rencor, la injuria y la calumnia. 

Después de ocho años como alcalde de Parada de Sil, y pese a una extraordinaria gestión, Francisco Magide deja el paso a Yolanda Jácome, la primera alcaldesa socialista de este Concello en su historia. Es el último gran gesto de hacer Política (con mayúscula en palabras de Magide) del fino gestor, cuidadoso en los detalle y en las decisiones con alcance de futuro. El Concello le debe un gran homenaje. (Parada de Sil).

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