Opinión

ERRE (ROMNEY) MÁS ERRE (RYAN): REPUBLICANISMO AL CUADRADO

Sobre la cubierta del gran buque de guerra 'Wisconsin', anclado en Norfolk, Virginia, Paul Ryan, el representante por el estado que lleva el nombre del buque, se presentó exultante, alegre, como candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos, en amable pareja con el candidato a la presidencia Mitt Romney. Joven, con apenas 42 años, elocuente, lento en la articulación de sus propuestas, sopesadas y de fácil comprensión, trazó las diferencias ideológicas entre la administración del actual presidente demócrata y la nueva era de 'prosperidad y justicia social' que augura el futuro gobierno bajo la héjira del partido republicano. Una vez más se configuró el dictum clásico: alea iacta est (la suerte ya está echada). El gran tema de debate será la situación económica del país: alto desempleo, déficit abismal, recortes drásticos en los beneficios sociales, nuevo sistema sanitario, inversión en armamento militar oculto bajo el eufemismo 'defensa nacional'. Católico, padre de tres hijos, de ascendencia irlandesa, dinámico, sagaz, Paul Ryan encarna la ideología más conservadora del partido republicano.


Abogó por mantener el poderío militar, la reducción de impuestos sobre las grandes fortunas en detrimento de la clase media y de los menos favorecidos, por reducir los beneficios de la Seguridad Social y por alterar radicalmente el programa de Obama sobre la asistencia sanitaria universal. Sobre el buque 'Wisconsin', Ryan cerró su discurso, triunfalista y profético, afirmando los dos grandes pilares ideológicos de su partido, y sobre los que se fundaron la Nación: fervorosa creencia en la Divinidad, que escoge a América como la Tierra Prometida. Así se revela en la cara del billete del dólar norteamericano: 'En Dios confiamos' (In God We Trust). El otro, en el poder de la naturaleza humana: nacer libres (Freedom), y tener la oportunidad de elegir cada uno su propio camino, renegando en contra de la intrusión del gobierno federal en la vida de sus ciudadanos.


Los analistas políticos están de acuerdo que las elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 4 de noviembre, estarán determinadas por la situación en que se halle la economía y, sobre todo, por las cifras que la oficina de estadística vaya arrojando sobre el desempleo. En la actualidad ronda el 8,3%; en términos humanos, unos ocho millones de personas sin trabajo, cifra que se considera elevada. Pero los dos candidatos republicanos, Mitt Romney y Paul Ryan (doble R) tienen otras cuestiones candentes que tienden a soslayar; el despego del partido del voto de las minorías que, en algunos estados, ya se acercan a la mayoría; el voto latino, el gay, el de los Seniors y, sobre todo, el de una clase media que viene acarreando los despilfarros de la era de George Bush (hijo) a favor de los más privilegiados. Detrás del programa republicano la mano dura, recalcitrante, envuelta en prédicas religiosas: antiaborto, matrimonios gay o de lesbianas, paternidad o adopción por estas parejas, inmigración ilegal, salud pública universal, corte drástico de los beneficios sociales.


Sobre Mitt Romney llueven feroces acusaciones. Se considera uno de los candidatos más ricos que se ha presentado, ya por segunda vez, a la presidencia de su país. Años ha lo intentó su padre, de aquellas gobernador por el estado de Michigan. Se le acusa de evadir o, peor aún, de evitar pagar los impuestos mínimos que corresponde (el trece por ciento) a sus fastuosos ingresos, el hacerlos públicos, el que mantenga cuentas secretas en paraísos fiscales (Suiza, Islas Caimanes), y el que, si bien acusa a Obama del alto desempleo, él mismo, en varias ocasiones, se valió del trabajo manual de bajo costo en países en vías de desarrollo (out sourcing), como China, India y Paquistán, en detrimento de la gran oferta laboral de su país. Ya los grandes canales de televisión bombardean con inusitada frecuencia ataques y contraataques. Y abundan los debates, a veces sobre simples bizantinismos, ajenos a los graves problemas con que se enfrentan, día a día, los ciudadanos-


En mente la copla popular que el venerable Antonio Machado puso en circulación con marcada ironía: 'Pasados los carnavales / vendrán los conservadores / buenos administradores / de su casa'. Es decir, del propio bolsillo.


(Parada de Sil)

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