Opinión

Falsedades de la historia

Se han escrito falsedades. Antes, ahora y siempre. Sin escrúpulos ni resquemor de conciencia. Breves comentarios que abruman las redes sociales: fake news en todos los medios posibles. O las más intrigantes y perniciosas que se deletrean en twiter y que arriesgan las relaciones diplomáticas entre países y presidentes. Al caso, el reciente cruce de mensajes entre el británico Boris Johnson y el presidente de la República francesa, Macron. Casos de inmigrantes cruzando el Canal de la Mancha hacia el Reino Unido o derechos de los pescadores que se habían acordado durante las negociaciones del fiasco del "brexit" y que el británico quiso o quiere revocar. Y no lejos el tumultuoso asalto al Capitolio norteamericano, en Washington, promovido supuestamente por la acalorada arenga de Donald Trump. Hirientes algunos de sus twiters, acusando a los demócratas de alterar el resultado de las últimas elecciones presidenciales. Pese al veredicto de jueces y pese a las varias revisiones de los escrutinios. Trump, erre con erre. El mayor ciego es quien no quiere ver.

Una ingente acumulación de falsas versiones de la historia del pasado, teniendo como objetivo el imperio español de los siglos XVI y XVII, se han clasificado bajo el expresivo nombre de Leyenda negra. Los enemigos de tal imperio (flamencos, belgas, alemanes, italianos), en su mayoría protestantes, dio pie y alimentó el odio hacia el país dominante en forma de libelos, gráficos y una intensa campaña de difamación: trolas insultantes y hasta grotescas. Distorsionaron una identidad y una forma de ser. La piedra de toque, la famosa Historia de la destrucción de las Indias del dominico fray Bartolomé de las Casas. que terminó sus días como obispo del estado de Chiapas (México). En el medio de la plaza se levanta su venerada estatua, símbolo de la liberación indígena.

Una de las palabras claves -aculturación- describe el sometimiento de los pueblos indigenas a un poder extranjero. Los individuos se adaptan, es decir se aculturan, incorporando elementos de otra cultura, siendo incitados o movidos ​a alterar sus hábitos y costumbrese previas: formas de vida, relaciones humanas, creencias religiosas, respeto cívico. La colonizacióon cultural va pareja con frecuencia con la económica. El intercambio de bienes es desigual. Objetos manufacturados procedentes de la metrópoli se intrercambia con valiosas materias primas. Oro y plata sobre todo. El imperio español no solo descubrió y conquistó, tambien colonizó un inmenso territorio que se extendía desde el Norte de California a las lejanas tierras del sur de Chile. A la expansión del imperio español se unió el portugués y a finales del siglo XVI el neerlandés.

Singular el caso de Bernal Díaz del Castillo. Natural de Medina del Campo, acompañó a Hernán Cortés en la toma de la ciudad azteca (Tenochtitlan). Su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España es única en la historiografía colonial. La escribe en parte como contrarréplica a la Historia general de las Indias de Francisco López de Gómora. Bernal la considera imprecisa al omitir los hechos y esfuerzos de los soldados de a pie al frente de Hernán Cortés en la conquista de México. Uno de ellos, Bernal. Recordando sus méritos, escribe: “Agora somos vivos, de los de Cortés, cinco, y estamos muy viejos y dolientes de enfermedades, y, lo peor de todo, muy pobres y cargados de hijos e hijas para casar, y nietos, y con poca renta, y así pasamos nuestras vidas con trabajos y miserias”. Impresionante testimonio. El colonizador terminó siendo colonizado: “cargados de hijos e hijas para casar”. En la misma baraja Jerónimo de Aguilar. Farfullando, en un castellano mal mascullado y peor pronunciado exclama ante quien apenas ya lo reconoce: “¡Dios y Santa María e Sevilla!”.

Gonzalo Guerrero se niega a volver con los españoles. En en sucinto autorretrato, rebosante de convicción y aplomo: "Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Íos vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mi desque me vean esos españoles ir desta manera? ¡E ya ves estos mis hijicos cuán bonicos son! Por vida vuestra, que me deis desas cuentas verdes que traéis para ellos, y diré que mis hermanos me las envían de mi tierra". Su fisonomía y ropaje, sus orejas horadadas delatan a quien ha sido también colonizado. Mestizaje puro y sencillo. Forma parte de ese imperio tan vilmente denigrado. Grandes trazos de la pequeña y grande Historia de un gran imperio que llegó con la espada y que se convierte a la vez en cruz de redención y fraternidad. Ejemplo único en la historia de las grandes conquistas y colonizaciones.

Parada de Sil

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