Opinión

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El modelo de la universidad norteamericana, puntera en investigación y algunas en el número de premios Nobel, se fundó siguiendo el modelo de la prestigiosa universidad alemana del siglo XIX. Entre ellas, Berlín y Göttingen. Las caracterizaban la calidad de su profesorado y de la investigación llevada a cabo a través de seminarios y laboratorios. Pero aquélla no adaptó su rígida estructura, jerarquizada, autoritaria. Optó por el sistema británico, tipo Oxford y Cambridge. La universidad se divide en pequeños Colleges residenciales. El Master del College supervisa sus actividades y seminarios: convivencia próxima, casi familiar, entre catedráticos y estudiantes, estableciendo un sentimiento de pertinencia y de cohesión con la institución que dura de por vida. De tal cantera procede la fuerte asociación de viejos alumnos que, ya mayores y adinerados, contribuyen en algunos casos con donaciones sustanciosas a su Alma Mater. Yale University, por ejemplo, está dividida en dieciséis Colleges. La expulsión de distinguidos profesores de la universidad alemana, en su mayoría eminentes físicos de origen judío, ordenada por Hitler, fue el inicio de su decadencia. Estados Unidos y el Reino Unido fueron los países de acogida. Le dieron un nuevo cariz a sus centros académicos: universalismo, excelencia, variedad de profesores, sin distinción de raza, nacionalidad, lengua u origen.


Uno de los indicadores de su reputación es la capacidad de atraer a catedráticos con prestigio internacional. No es el caso de la española, alemana y francesa; sí de la Suiza. Si bien sus universidades son públicas, sus profesores no son funcionarios. Mantienen un sistema de gobierno independiente del poder político y contratan libremente a profesores de cualquier nacionalidad. En la Escuela Politécnica de la Universidad de Zurich, el 50% por ciento del profesorado es extranjero. Tal sucede en las inglesas y norteamericanas. La calidad y variedad del alumnado también garantiza su universalidad. Las universidades de prestigio norteamericanas tan solo admiten al 7% de los solicitantes al grado de Bachelor. En el caso de Brown University, y de la mayoría de las instituciones académicas de su nivel, privadas, practican un sistema de admisión conocido como blind admision (admisión ciega). Se admite al estudiante considerando tan solo su nivel académico. Y la beca a pagar su ajusta a los ingresos de la familia. Puede cubrir parte del costo e incluso su totalidad. La norma es solicitar ingreso en cuatro o cinco universidades; visitar el campus y los programas in situ y elegir el más conveniente para la carrera a seguir.


La forma de financiación es también peculiar. Tan solo una parte procede de la administración federal y estatal. El porcentaje varía de acuerdo con los ciclos económicos, pero se basa en criterios competitivos y de mérito. Le compete al rector y a los estamentos de la universidad recaudar fondos. tanto del sector público como del privado. El resto de la financiación proviene de contratos de investigación, matrículas, donaciones, y de la renta del patrimonio propio, en algunos casos (Harvard, Princeton, Stanford), sumamente elevado. Con frecuencia el estudiante tan solo paga el 50% del costo de su matrícula. Incluye instrucción (tuition) y residencia, obligatoria dentro del campus universitario los tres primeros años. La asistencia diaria a clase es incuestionable. Tres ausencias no justificadas conllevan la expulsión. No existe el nefasto sistema de repetir curso o dejar colgadas asignaturas durante varios semestres o años.


La historia de la universidad española es lamentable, por no decir, penosa. La Universidad de Chicago cuenta con ochenta y un premios Nobel, en la actualidad ninguno en el sistema universitario español. Causas: intervención de las Autonomías, control político, excesiva burocracia, profesorado inamovible al pasar a ser funcionarios nombrados por el ministerio, prioridades alteradas a la hora de asignar presupuestos, planificación o visión a corto alcance. La excelencia en la instrucción es la mejor garantía de prosperidad económica para un país. Un caso ejemplar: Corea del Sur. El café para todos (un plagio del coffe for everyone) nunca puede ser excelente. En el mejor de los casos, bueno; con frecuencia, mediocre, a veces simplemente pésimo. (Parada de Sil)

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