Opinión

OURENSE BAJO LA LLUVIA

La lluvia iba cayendo lentamente. A modo de palabras mudas, vagas, en silencio. Deslizándose sobre tejados, plazas, callejas, alpendres, recodos. Formando toda una cartografía de monótonas sentencias; una sintaxis de aburrida cadencia. Chove miudiño, en sonoros versos de Rosalía de Castro. Y varía el ritmo de su escritura: en cursivas, en negritas, en graves; a veces en agudas. Son las gotas que calcan sobre el asfalto de la calle un continuo deletreo. Que forman burbujas; que se hacen y deshacen tintineando sobre el asfalto. Cada una distinta, de distinto tamaño. Formas que un instante dejan de serlo. Es a veces una lluvia suave, media dormida, silenciosa. Cala y parece que no moja; lentamente se siente su humedad. Envuelve a la ciudad , ya caída la tarde, en una somnolencia irreal, onírica, mágica.


Bajo la lluvia, danzando, bailando, saltando, paraguas en mano, y una memorable melodía y film, Gene Kelly en Singing in the Rain. Y también un mágico dancing in the rain. Aquella famosa comedia musical americana con Gene Kelly, Donald O'Connor y Debbie Reynolds, teniendo como directores a los dos primeros, multiplicó versiones líricas, algunas burlescas, otras paródicas Ya caída la tarde, las luces reflejadas sobre miles de burbujas, sobre el asfalto de una ciudad perdida en la bruma, chapoteando, pateando, saltando al ritmo de lluvia, combinando canto, melodía, danza y revoloteo de paraguas. Todo un símbolo, la lluvia, de fertilidad, renovación, de íntima fusión entre naturaleza y cultura, de cándido y reverenciado amor, de júbilo ante el nuevo encuentro. Bajo la lluvia.


Hay formas de llover como hay formas de vivir, de andar, de caminar, de reír o de hablar. Y hasta de amar. Lluvias otoñales y de primavera; de invierno y de sofocante verano. Las tormentas veraniegas son a veces calamitosas. Llegan acompañadas con frecuencia por un inesperado granizo, por confusos chaparrones, enormes descargas eléctricas. Tormentas salvajes, feroces, sin compasión. Lluvias que arrasan, arrastran, retuercen, violentan con furia suelo, árboles, aleros, tejados, inmuebles. Muy distinto aquel bailando bajo la lluvia, que asocia una miríada de símbolos humanos y cósmicos. Y no menos de versiones. Una de ellas, All I do is dream of you; otra, You are my lucky Star. El enamorado salta, canta, baila, patea, gira con su paraguas, volteándolo al compás de la cadencia de su canto y del agua que cae a veces a borbotones.


Contrasta con el 'Me moriré en París con aguacero' del peruano César Vallejo, en uno de sus más celebrados poemas. El júbilo del Singing in the rain es en Vallejo un largo lamento que augura una muerte anunciada. Confesión de una existencia llena de zozobras, angustiada por la pobreza, el descontento, la falta de solidaridad, la soledad existencial. La lluvia es ya un aguacero: abrumada soledad, desaire ante la tragedia ajena. Los versos son pausados, proféticos: Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo. / Me moriré en París y no me corro / tal vez un jueves, como es hoy, de otoño. Lluvia otoñal, desgana ante la vida, a la deriva, humillada. Lejos del Dancing in the rain, del I am happy again. Porque la lluvia es también la gran benefactora. Cubre los campos e infunde fertilidad; nueva vida sobre la tierra. Ya el lejano salmo bíblico, Rorate caeli desuper et nubes pluant iustitiam (Isaías, 45, 8), con numeroso ecos en la cábala hebrea, aludía al beneplácito de los cielos con la llegada del Justo.


La lluvia torna al hoy en un siempre todavía, cíclico, medular, onírico, que en el mágico cuento de García Márquez, 'Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo'; es a modo de somnolencia onírica. Asocia la caída diluviana, la confusión de espacio y tiempo, la fertilidad de la próxima maternidad de Isabel. Los sentidos se ven colmados, sumidos, por la lluvia. Es el motive de la mágica historia: 'Llovió durante toda la tarde en un solo tono' [. . . ]; 'paralizados, narcotizados por la lluvia'.


La mejor lluvia la menuda de hace días; silenciosa, a modo de suave sábana que empapa morosamente, sin sentirla ni evitarla. La que caía sobre Ourense, caminado bajo la lluvia, con la lluvia. Empapado por ella, física y simbólicamente, rememorando la lejana melodía de Gene Kelly: I Am happy again.


(Parada de Sil)

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