Opinión

Los puntos sobre las íes: en "Territorio Kennedy"

El artículo “En territorio Kennedy” apareció en la sección de “El viajero” de El País, el pasado sábado 11 de septiembre, en la página final que encabeza el titulo “Fuera de Ruta”. Me sorprendió y desenterró en mi lejanas memorias; rutas por mucho tiempo pateadas, recorridas y recordadas Lo firma Sergio Colina Martín y lo ilustra con la portada del palacete The Breakers, una impresionante villa de estilo renacentista que perteneció a la familia de Cornelius Vanderbilt. Amasó una gran fortuna en el trazado de nuevas rutas ferroviarias abriendo y explorado nuevas caminos hacia el Oeste norteamericano. Dio nombre a una renombrada universidad privada (Vandervilt University), situada en la preciosa ciudad sureña de Nashville (la cuna del jazz). Sus locomotoras voceaban un nuevo futuro (el Oeste americano) bajo el eslogan, Go West, boy, go West. Era la gran Utopía del oro, de la prosperidad y de la Arcadia del buen vivir: life is peaceful there / (Go west) in the open air / (Go west) baby you and me.

Yo me quedé en el Este, aunque en varias ocasiones recorrí la ciudad de Los Angeles y San Francisco, la Universidad de California en Santa Barbaba, en Irvine, en Barkeley, y en el pintoresco valle de Sonora famoso por sus excelentes vinos y sus gigantescas secuoyas. Providence, la capital del estado de Rhode Island, el más pequeño de la Unión, entre Conneticut y Massachusetts, fue nuestra ciudad durante más de dos décadas. Sus calles, sus barrios, (portugués, italiano -Little Italy-, latino, vietnamita, camboyano, y sobre todo el campus de Brown University, situado en la pintoresca College Hill), estaban presentes en nuestras andanzas de fines de semana. Y no menos la pintoresca ciudad de Providentown, nido de artistas, bohemios, gays, en la punta Este del estado vecino, entrada en el Atlántico.Fue llegada masiva de pescadores portuguese procedentes de las Azores, duchos en la pesca de la ballena. Levantaron una poderosa industria a lo largo del siglo XIX.

Newport, llegada la primavera y parte del verano, al igual que la ruta que la bordea, a orillas del Atlántico, eran una gozada. El periodista de El Pais lo califica como “la joya de la corona” del estado de Rhode Island. Y realza su afamada Bellvenue Avenue “como una de las más bellas del país”. Ciertamente lo es. Su alargada fila de impresionantes palacetes revela la presencia de una jubilosa élite, económica, empresarial e industrial, que alardeaba de quien entre quien era el mejor. Destacan el palacete de los Berwind, conocido como The Elms, la Marble House, el Chateau-su-Me, Kingscote, Astor Manson y la ya mencionada The Breakers. Primores del conocido Beaux style. El periodista de El País realza el palacete The Elms, la residencia de verano de los Berwind. Y detalla la opulencia del edificio, imitación de un castillo farncés del siglo XVIII: la opolencia de sus mármoles, de sus comedores (uno para el desayuno, otro para el almuerzo y cena), la biblioteca, la sala de baile, la amplia terraza con pintorescas vistas sobre el mar, en el alto de un extenso acantilado; sus abundantes esculturas en bronce y sus primorosos járdines. Los Berwind hicieron una gran fortuna en la industria del carbón. Su grn mansión era una de sus pruebas.

Otro icono de gran relevancia histórica de Newport es la iglesia católica de St. Mary’s donde se celebró el matrimonio de Jaqueline Bouvier con el joven senador de Masschussets, Jhon F. Kennedy. Dio origen a la conocida como leyenda de los Kennedys. En la casa de verano, Hammersmith Farm, propiedad de los Bouvier, asentaron sus vacaciones de verano. Ya presidente, era conocida como la Casa Blanca de Verano en Newport.

Omite el periodista de El Pais la presencia de la Sinagoga Touro ubicada en Newport. Data de la época colonial, que dio acogida a un gran número de judios sefaditas procedentes de Portugal y previamente de España. Cercano, el cementerio cuyas lápidas, escritas en hebreo, identifican a los sepultados.Y pasa sin mencionar a Roger Williams, el fundador de Providence, un furibundo puritano que se apartó de su grupo de Boston, menos estrictos en sus prácticas puritanas, y fundó la ciudad con nombre bíblico (Providencia). Y con la biblia en mano dio nombre a sus calles: Hope Street (Esperanza), Prospect (Prosperidad), Benevolent (Benevolencia), Angell (Ángel) y a los pequeños puertos de la costa: Jericó, Jerusalén, Punto Judit (Point Judith).

Y también omite el monumento y estatua dedicado al general francés Jean-Baptiste Donatien de Vimeur, conde de Rochambeau, cuyas tropas apoyaron la descolonización del pais bajo el dominio inglés. Preside la entrada de Newport. Y barriendo en casa propia, ya en Brown University, la mansión que fue cedida a la universidad por una adinerada familia de ex–alumnos con el nombre de “Casa Antonio Machado”. Obra de la hábil gestión del Departamento de Hispánicas, fieles a la ética de quien se reconocía como ser, “en el buen sentido de la palabra, bueno”: Antonio Macacho. El mismo gesto, y años antes, la Universidad de Maryland también dedicó uno de sus edificios a la memoria de otro gran poeta español: Juan Ramón Jiménez, premio Nobel de literatura en 1956. Una placa a la entrada del edificio muestra uno de sus poemas traducido al inglés. Dos gestos sublimes de ultraismo y de gratitud cultural, sin fronteras.

(Parada de Sil)

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