Opinión

Crisis y tal vez incompetencia

Poco antes de recoger las cosas de su despacho y marcharse, el anterior ministro de Fomento, Pepe Blanco, dijo en sede parlamentaria que “en el momento en el que la coyuntura económica es más difícil, cuando los recursos públicos son más escasos, el AVE gallego sigue avanzando y lo hace más que nunca”. De esto hace un par de años. Hace solo dos meses, su sustituta, Ana Pastor, reafirmó en Ourense su “compromiso” de que la conexión con la Meseta se produciría “en el año 2018”. Por cuestión de dinero no quedaba la cosa. En el pasado ejercicio se adjudicaron 1.917 millones para esa infraestructura, y para este año el presupuesto de Fomento se eleva a 534 millones. Tanto, que hasta muchos catalanes entonaron la cantinela de la discriminación, cuya letra nunca se habían aprendido antes. En su apoyo el presidente de la patronal de las grandes constructoras españolas, Julián Núñez, también cuestionó la rentabilidad de los corredores que no transportan más de 20 millones de viajeros al año. Gran descubrimiento después de que España tenga ya 2.144 kilómetros de AVE.

En ocasiones como ésta, hasta casi apetece abonarse al discurso del “aldraxe” para desahogarse ante lo que parece una sibilina forma de poner palos en las ruedas en un proyecto estratégico para Galicia. Pero el análisis debería de huir de ese victimismo. En el año 2003 ya se comenzó a elaborar el estudio informativo del tramo Lubián-Ourense, y diez años después las obras no solo no están concluidas sino que se frenan, por lo tanto a nadie más hay que imputar responsabilidad que a los sucesivos responsables de Fomento. Ahora, la crisis parece justificar nuevos retrasos. La misma crisis a la que se aludió hace unas semanas para dejar sin servicio ferroviario convencional a cientos de ourensanos, y la misma que tapa, en ocasiones, mucha incompetencia política.

Únicamente el 4% de los gallegos que viajan a Madrid lo hacen por ferrocarril, porcentaje que subiría al 30% si hubiese AVE. Pero, además de una cuestión de comodidad, la alta velocidad ferroviaria tiene un factor ineludible de oportunidad que se debe aprovechar más pronto que tarde para que Ourense intente (por lo menos intente) superar su histórico retraso porque no solo queremos AVE para que nuestros mayores lleguen a Benidorm más pronto que ahora, que también.

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